Las pastillas Juanola

26 de noviembre 2010 - 01:00

TENGO que ser sincero, un sentimiento de rabieta me produjo que las pastillas de regaliz Juanola se hayan vendido a una multinacional italiana. Las pastillas Juanola han cumplido 100 años. Como el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer que diseñó junto con Lucio Costa la ciudad de Brasilia. En esa pequeña cajita redonda se encontraban unas pastillas de regaliz de forma rómbica. ¿Por qué de forma rómbica y no cuadradas o redondas u ovaladas? Hete aquí el secreto, eran rómbicas. Han sido el doping de varias generaciones de españoles. Estoy seguro que don Miguel de Unamuno y Jugo desde el púlpito del claustro de la Universidad de Salamanca, cuando arengaba a su auditorio, antes se había tomado unas cuantas y pequeñas pastillas rómbicas de regaliz de Juanola. Así me lo aseguraba mi tío, el popular fotógrafo Alfonso. Estoy casi seguro de que el grito gutural y ronco que le salió al general Millán Astray, diciendo amenazante "¡abajo la intelectualidad" se debía a que se le había olvidado tomar pastillas Juanola, y eso le costó el exilio a don Miguel de Unamuno y Jugo, que se le enfrentó. Recuerdo de adolescente en un rincón del hotel Palace de Madrid, en el cual se unió el azar y la necesidad, una conversación entre Julio Camba, Miguel Mihura y Tono sobre los efectos edulcorantes y afrodisíacos de las pastillas Juanola. Aquello me impactó e inmediatamente me fui a una botica que había en la calle del Pez de Madrid. Todavía recuerdo el tacto mórbido de aquellas pequeñas cajas redondas, eran como pequeñas rosquillas metálicas de santo, con las pastillas negras y rómbicas y que, según oí muy disimuladamente en la conversación entre Camba, Tono y Mihura, combatían la debilidad del onanismo que uno practicaba con gran soltura y habilidad en la pubertad y adolescencia.

Estoy casi seguro de que la voz atiplada del generalísimo Francisco Franco por la gracia de Dios, se debía a que le proporcionaban pastillas de regaliz Juanola. Posiblemente el parte de guerra del general Miaja, con voz ronca de ¡no pasarán!, se debía a que en la zona republicana se agotaron las pastillas de regaliz Juanola. A veces las cosas más nimias, más insignificantes cambian el rumbo de la historia y, si no, lean Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig. Repito, presiento que la desaparición de las pastillas Juanola en los últimos lustros y su escasísimo consumo es lo que nos ha sumido en este cansancio social e histórico que dice Tabuchi. Creo que debíamos hacer un gran esfuerzo y hablar con el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, el EFSM, para que las rescaten como ha tenido que hacer, de momento, con Grecia e Irlanda.

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