La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

El peligro de la 'italianización'

ESPAÑA, en el conjunto de la democracia, ha tenido seis presidentes del Gobierno. En ese mismo tiempo un país próximo como Italia ha tenido nada menos que 24, desde el tristemente desaparecido Aldo Moro hasta el actual Mateo Renzi, pasando por medio, entre otros muchos, figuras tan polémicas como Giulio Andreotti, Silvio Berlusconi o Bettino Craxi. El contraste entre uno y otro país y sus circunstancias políticas evidencia lo que significa la estabilidad política respecto a lo que significa la inestabilidad y mucho tiene que ver todo esto en el hecho de que el FMI anunciase hace poco que España va a superar por vez primera a Italia en Producto Interior Bruto per cápita. La seguridad política y jurídica significa desarrollo y eso no creo ni que pueda discutirse. El problema, claro, es que nuestro país da la sensación de que se aleja de esa senda y camina tristemente hacia la italianización. Lo vivido desde el 20D así lo constata y los datos que arroja la encuesta del CIS para el 26J también apuntan a que, tras los comicios, no existirán mayorías claras para que se pueda formar un Gobierno sólido y duradero. Alguna solución habrá de buscarse para evitar unos terceros e infames comicios, y sospecho que tanto Rajoy como Sánchez verán rodar sus cabezas, pero me da que lo salga de ahí será un Gobierno breve, conflictivo y nebuloso. Y lo peor que puede tener un país no es un Ejecutivo de tal o cual color sino un Ejecutivo sin cohesión e indeciso. Quiero que nunca los políticos españoles estuvieron desde la Transición en unas circunstancias que precisasen tanto igenio político, tanta nobleza y arte para la negociación, tanto sentido de Estado. Y ahora habrá de verse si algo hay en ellos que los hace valorar lo colectivo más allá que lo personal o si prefieren italianizarse y acabar como peleles al estilo de lo que le está pasando a Puigdemont por hacer locuras y buscar imposibles. En nuestras manos está el voto, por supuesto, pero en las suyas está lo esencial: comportarse con altura y madurez. Bajo estos miedos comienza en fin una campaña electoral que jamás debió celebrarse pero que no queda hoy otra que soportar con santa resignación.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios