La chauna

José Torrente

El 'tres per cent'

30 de julio 2014 - 01:00

CON Jordi Pujol en estado de sinceridad reconociendo lo suyo en Suiza como un despiste de unos 30 años más o menos de duración, se ha superado una altura más en esto de la corrupción política española.

Desde Roldán, Corcuera, Barrionuevo y Vera y sus fondos tan reservados como embolsados, a Bárcenas y el exconsejero Fernández, o los condenados Fabra y Matas, pasando por los degustadores sindicales de anfibios, mariscos y arácnidos con gin-tonics a juego, y sin olvidar a los formadores informados de cómo desinformar a la Junta de Andalucía para sisar cuartos con facturas hinchadas y poco formadas, tan cerca como están los ERE andaluces, que tenían en plantilla a todo un arsenal de militantes socialistas con sindicalista de enganche y enchufe a mano, no habíamos vivido una cosa similar. Resulta que el Molt Honorable no lo era tanto y que "alló del tres per cent" que diría Pascual Maragall iba bien encaminado. Dice el patriarca dels Pujolets que la suma (de la que no conocemos el saldo total) era una herencia, una dádiva del abuelo, y que en treinta años no atinó a sacar tiempo para ponerse al día. Es tanto o más fastidioso que el Molt Honorable se lo llevara crudo como irritante es que nos tome por bobos; pues tal credo se deriva de su justificación. Construyen un discurso político al amparo de una frase falaz y ruin como el "España ens roba", y resulta que era Pujol el que nos estaba robando. Tendrá ahora que explicarnos, si se lo permite la memoria y la señora Ferrusola, si al amparo de la independencia de Cataluña pusieron el chiringuito del reparto de ínsulas en marcha, y si de cada adjudicación en forma de contrato se extraía un sobre con la liquidación del "tres per cent" a favor del Molt Honorable. Tendrá que decirnos si ese saldo en el paraíso fiscal suizo provenía de esa atención con el poder omnímodo de "la sua famiglia".

Decía Felipe González que "tener el poder no te libra de ser un mal gobernante, sino de que alguien te lo diga". Y durante más de treinta años al president Pujol le bailaron el agua con el agasajo. Unos han hecho del poder una red muy tupida, de clientelar afecto en torno al partido hegemónico. En este caso ni siquiera tejieron la red para el partido, pues, al parecer, de la familia no pasaron. Habría que montar un homenaje de desagravio y afecto a Els Joglars y a su director Albert Boadella, tan vilipendiado como fue por la casta convergente y pujolista, cuando puso con el teatro sobre aquellas 'íes' los puntos que denotaban la realidad del Molt Honorable padre del tres per cent. Y usted que lo lea.

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