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Eramos pocos y...

La presencia de docentes de tan indeseable pelaje no resulta tranquilizadora para los padres de vástagos en edad escolar

Nuestros sufridos lectores reconocerán, con el autor de esta publicación, que nuestro sistema educativo viene ocupando más espacios de los medios de comunicación que las páginas dedicadas a los deportes, que ya es decir. Los motivos de este interés periodístico resultaban muy bien conocidos. Y no eran otros que una única, pero enorme, preocupación de la opinión pública por el perfeccionamiento del susodicho "sistema" y, en consecuencia, por la obtención de una enseñanza de mejor calidad. Normal.

Pero la "preocupación" aludida ya es cosa del pasado. Sí. Porque desde hace unos días ya no tiene la condición de "única": Va a tener la… compañía(¡) de otra… "preocupación" que determinados acontecimientos han generado. En efecto: En relación a un informe de los letrados del Congreso -y en sede parlamentaria- un diputado dijo, entre otras lindezas, que al presidente del Gobierno "se la pela, se la bufa, se la refanfinfla, se la trae al fresco".

Obviamente, la agresión dialéctica demuestra, por una parte, que el agresor carecía de recursos políticos para atacar a su oponente público. Por otra, que el susodicho carece de un nivel mínimo de educación. Dicho en Roman Paladino: Es un vulgar y soez maleducado, un grosero, un inculto, indigno de las responsabilidades que ostenta.

Lo más inri: El susodicho -un tal… Pablo Iglesias, otrora Pablo Manuel- es profesor universitario. Es decir: un profesional de la enseñanza, de la educación.

Por si no fuera suficiente, los medios de comunicación también nos están dando cumplida cuenta de la tirria, odio, ojeriza, aversión… que una persona llamada Sandra -otrora Juan- siente por los niños. Curiosamente, la susodicha persona -ignora un servidor si hombre o mujer- tiene vocación de docente.

Indiscutiblemente, la presencia de docentes de tan indeseable pelaje no ha de resultar precisamente tranquilizadora para los padres de vástagos en edad escolar. Más bien todo lo contrario: Resultará una nueva preocupación. Una más, para los susodichos "padres" que, a buen seguro, estarán implorando la intercesión de los hados -y de la Guardia Civil, si llega el caso- para que les ayuden a llevar con resignación una nueva e indeseable preocupación. Otra más: "Éramos pocos y parió la abuela".

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