Porca miseria

12 de agosto 2025 - 03:08

Alguna vez le ha pasado que todo se le viene abajo en bloque, como si la vida se hubiera tornado en “modo tragedia”? Uno siempre pensó que las desgracias se toman su tiempo, que respetan cierta etiqueta de turno, como en la fila del banco. Pero no. Se aparecen todas juntas, en banda, como si fueran una comparsa del mal: se te jode el móvil, pierdes el avión, te tuerces un tobillo, y encima te das cuenta de que estabas usando zapatos distintos ¡Qué horror!

Lo peor es que, cuando esa situación se da, hasta lo que normalmente sería apenas una molestia, se siente como el fin del mundo. Tu aguante emocional tiene batería, y cuando está en rojo, cualquier tontería la hace explotar. Cuando una desgracia tras otra te va ocurriendo piensas: ¿Qué hice yo para merecer esto?”. Es como si la diosa Fortuna te hubiese echado mal de ojo.

Estas elucubraciones no son tales, son pura realidad. En el viaje de inicio de vacaciones, el coche comenzó a fallar. Primero fue la electrónica, no me permitía abrir el maletero con el consiguiente nerviosismo porque todo lo necesario estaba en él. Fui al taller en Villena y no tenían mecánicos porque habían comenzado las vacaciones y cerraban. No encontré uno que me cogiese el coche hasta septiembre. Un mecánico, que se apiadó de mí, lo abrió y pudimos sacar las maletas. Al llegar a nuestro destino, el freno del coche se quedó sin presión. Tuve que coger el tren para ir a Valencia porque había quedado con unos amigos. Tras una excelente y agradable comida, el santo se nos fue al cielo y casi pierdo el tren de vuelta, gracias a Oscar Puente no ocurrió: el tren salió con retraso.

Pero al llegar a la estación de Villena, ya parado el tren, me dio un vahído, caí al suelo y me torcí una rodilla con resultado de un esguince bastante doloroso. Mi compadre me llevó al ambulatorio de Villena. Entramos, mi mujer y yo, y en la recepción, tras contarle a un joven muy agradable mi historial médico y lo de mi rodilla, me contestó muy amablemente, pero con una sonrisilla guasona: - Y ¿Que quiere que yo haga? Esto es un museo. El ambulatorio está allí enfrente ¡Joder -me dije- con mi compadre! Vuelto a casa, llamo al seguro del coche y me dice que hace años que está la póliza dada de baja. Se me vino el mundo encima. Pero resultó que le había dado mal la matricula del coche. Para colmo, cuando esto escribo, el ordenador me está fallando. ¡Porca miseria!

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