Ese porvenir que se resiste

En la cabeza de nuestros dirigentes las fechas están pasando, pero las buenas noticias no llegan

El 29 de diciembre de 1972, el famoso matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz, pronunció un histórico discurso donde su frase "El aleteo de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas" daría pie a la difusión de la teoría del caos. Poco podía prever este insigne científico que, años después y apoyándonos en sus principios, un microscópico coronavirus en China pudiera provocar una pandemia en toda la Tierra. Pero cuando nos enfrentamos a algo que crea cientos de miles de réplicas de sí mismo en cuestión de segundos, todo resultado es impredecible.

Es cierto que el precio que estamos pagando, desde los puntos de vista humano y económico, son muy altos. Especialmente para unas generaciones que, en la mayoría de los países, no han vivido ni guerras ni posguerras recientes. Y en estas situaciones tener limitados los movimientos y nuestra propia libertad es un precio difícil de aceptar. Pero, como alguno ha acertado recordar: ¿Qué opinión pueden tener de nosotros los habitantes de Sarajevo, que pasaron cuatro años encerrados por temor a que les volaran la cabeza al salir de sus refugios? Por tanto, está claro que el esfuerzo que llevamos realizado es, de momento, superable.

Evidentemente en la cabeza de nuestros dirigentes las fechas están pasando, pero las buenas noticias no terminan de llegar. Y saben que el final de mes está a la vuelta de la esquina, con lo que ello supondrá para las economías de los hogares. En ese momento se demostrará hasta dónde puede llegar la paciencia de los ciudadanos, a pesar de la pandemia, y si somos capaces de superar esta situación. Porque ya no estamos viviendo tiempos de idealismo, como cualquier sociedad del bienestar, sino de realismo, y esos son más difíciles de superar. De momento adaptarnos a las enseñanzas online, a las videoconferencias o a las voces desde el balcón, ha sido fácil, pero ¿cómo nos enfrentaremos a la hora de compartir alimentos y medios o a la devaluación de la moneda en una sociedad tan enfocada al sector servicios? Estas dudas aun no han comenzado, pero los políticos deben tenerlas en su horizonte.

Si una ventaja competitiva tiene España en esta situación es su enorme capacidad agrícola. Y ahí debe basar su recuperación. Porque cuando empecemos a levantar cabeza y volvamos a abrazarnos, esperemos que no sea para compartir nuestras penas sino para trabajar juntos y unidos.

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