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La posmentira

No se puede convencer a quien no llega a fin de mes, de que llega a fin de mes por tonto que se le suponga

No se puede convencer a alguien que no llega a fin de mes de que llega a fin de mes, por muy tonto que se le suponga. La propaganda también tiene un límite, incluso en España, y traspasarlo tiene consecuencias fatales. La primera, y más crítica, es la pérdida de confianza, no solo en la política, sino también en sus canales de difusión. No solo es que tu alcalde o tu presidente te digan que llegas estupendamente a fin de mes, es que también te lo repiten desde muchos medios. Cada día leemos que hemos alcanzado los niveles de riqueza precrisis y que no debemos dar pasos hacia atrás, pero a toda esa gente que realmente no ha dado más que pasos atrás les debe costar mucho entender nada. España es el segundo país europeo con mayor tasa de niños bajo el umbral de la pobreza, según Save the Children, y entre los cinco peores según Eurostat. Uno de cada tres menores españoles vive en situación de exclusión social, según Unicef. España ocupa el puesto 25 de los 28 países de la UE en el índice general de justicia social de la Fundación Bertelsmann. Somos el tercer país de la UE en desigualdad según Eurostat. El desempleo juvenil en España es del 43%, más del doble que la media europea. El 45% de los mayores de 65 años tiene dificultades para llegar a fin de mes, según la Fundación Edad&Vida.

Y así con todos los índices de pobreza, exclusión social o desigualdad que se publican. Todos muestran lo mismo, en España se han cargado la clase media, y menospreciar el drama que ello supone para tanta gente lo único que ha conseguido es sembrar la desconfianza en la política y sus mensajeros. Lo curioso, sin embargo, es que las mismas tribunas que han negado estos años esa realidad, ahora llaman a esta nueva etapa la de la posverdad, como si viniéramos realmente de la verdad. Achacan a las mentiras del populismo la acritud hacia el establishment, sin considerar que esa acritud pueda ser más bien una reacción a no verse reflejados en nada de lo que les oyen o les leen. Y por eso quizá la única opción para volver a la verdad, si es que alguna vez hemos estado allí, sea empezar cuanto antes a decir precisamente la verdad. Emprender cuanto antes el camino de la posmentira, porque el gran error quizá haya sido creer que sería suficiente con hacer lo que Podemos. Pero así no esperen que vayamos a poder.

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