Mi queridísimo hijo: eres lo más importante de mi vida. Y ahora que veo cuánto has crecido, déjame decirte lo orgulloso que estoy de ti. Me hace ilusión verte afeitándote en este tramo final de instituto. ¡Ya te estoy imaginando en la Universidad! Y tu foto en el salón vestido de abogado, claro, ahí junto a la de tu abuelo y la mía siguiendo la tradición familiar. Seguro que serás un buen estudiante. Eso me ha dicho el director. Creo que hice muy bien llevándote al instituto Hijos de José Antonio Primo de Rivera. Veo a algunos de tus amigos que están en centros públicos y me echo a temblar pensando que a ti te podría pasar como a ellos. Que si compañeros de clase chinos, africanos, negros… ¡si casi hay que pedir perdón por hablar en español! Suerte de que podamos pagarte tu centro y verte orgulloso en natación, tenis y extraescolares donde aprendes disciplina, esfuerzo y rectitud. Nada que ver con las tonterías esas de charlas sobre sexualidad, ética o drogas. Que esa es otra, no entiendo cómo hay padres que permiten que a sus hijos, con apenas 13 años, les vengan a hablar desviados a llenarles la cabeza con aberrantes infamias que ellos llaman tendencias sexuales. ¡Como si hubiera más de una! ¡Y luego dicen que es en los centros privados donde adoctrinan! Extranjeros con rastas dando ejemplo de orientación laboral cuando no han dado un palo al agua (espero que ahora entiendas lo que siempre te he dicho de que tendría que volver la mili), orientadores que te comen el coco con ideas peregrinas porque vete tú saber a qué partido de izquierda están afiliados… hasta esos debates de filosofía en los que lo único que pretenden es negar la existencia de Dios. Menos mal que tú eres un hombre de provecho. Estoy orgulloso de ti. La verdad es que llegar por la noche a casa y ver que tú has hecho tu trabajo estudiantil y tu madre tiene todo como una patena me hace ver que te estamos educando muy bien. Sé que a veces soy algo exigente, pero, descuida, te compensaré en verano, cuando hayas aprobado todo. Nos iremos a Kenya y buscaremos a mi amigo, al que nos deja irnos a ese sitio donde podrás hacerte otra foto posando con un león cazado sin que nadie se escandalice, je je. Y luego te buscaremos una Universidad de verdad, que visto ahora el nuevo gobierno progresista seguro que vienen medidas para llevarte por el mal camino (eso antes, con otros regidores, no pasaba). Y mis hijos son míos, no del Estado. No quiero que te perviertan aquellos que van de librepensadores y las historias infumables de los valores transversales; tus valores ya te los hemos dado yo y la Iglesia.

¿Sabes? A veces me entran ganas de controlar todo eso que amenaza la formación de los jóvenes. De hecho, si fuera presidente del gobierno, haría como lo del pin parental ese del Youtube para que nadie pudiera meter mano en mi familia. ¡Hasta dónde vamos a llegar!

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