Un rey mago para el PP

09 de julio 2025 - 03:07

Ha querido el azar que el eufórico congreso nacional del Partido Popular llevado a cabo el pasado fin de semana casi haya coincidido en el tiempo con la designación por el Ateneo del presidente Juanma Moreno para representar al rey Baltasar en la cabalgata de los reyes magos de Sevilla el próximo cinco de enero (o cuando sea, que ni siquiera de esto puede estar uno seguro ya). Aunque podrían parecer actos de distinta naturaleza y por tanto sin relación, a mí sin embargo me sugiere una curiosa metáfora de lo que está por venir en la azarosa política española, donde el interés por desalojar al cada vez más demacrado inquilino de la Moncloa adquiere ya la condición de regalo.

Contrariamente a lo que muchos pregonan, el cambio político que se avecina no vendrá de la mano del Madrid más ambicioso y liberal, sino de esta Andalucía componedora y sosegada, gobernada con guante de seda por quien nunca ha querido, en realidad, cambiar las reglas del juego, y ello por dos circunstancias que se han solapado para gracia de unos y desgracia de los otros: la celebración de elecciones autonómicas en nuestra Comunidad en 2026, con la facultad estatutaria del presidente para gestionar los tiempos; y la designación como candidata a dedo por el Partido Socialista de María Jesús Montero, todavía vicepresidenta del Gobierno y voz del presidente Sánchez en el sur, cuya previsible derrota amenaza con trascender el ámbito de la política estrictamente andaluza.

Descartada la moción de censura como vía rápida para acceder al poder por motivos obvios, la hoja de ruta que ha salido del congreso popular, con la intención confesada de no perder de vista los votos prestados a su izquierda, está mucho más cerca del pragmatismo centralista de un Juanma que de la radicalidad divisiva de una Ayuso. Asentado el cuadro de mandos en la gente más cercana a Feijóo, la cuestión es remar a favor de corriente sin cometer errores groseros, y en eso el presidente andaluz es un verdadero especialista. Lo mismo dedica una mañana a celebrar el aniversario del nacimiento de Blas Infante en Casares, cuna del andalucismo, que anuncia jubiloso por la tarde su ilusión por encarnar al rey negro en la Cabalgata más tradicional, donde no duden que también recibirá el cariño de la gente, lo que dice mucho de su talante conciliador y sin fisuras. A ver qué político, en la España de hoy, puede decir lo mismo.

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