Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Un cura en la corte de Sánchez
La democracia española tiene ya una madurez suficiente para reconocer la trascendencia de cada partido a lo largo de una campaña electoral. Aquel que sea capaz de hacer propuestas y que los demás sólo se dediquen a evaluarlas, criticarlas o apoyarlas, lleva el control de las elecciones. Esta situación provoca que el resto tenga que apoyarse finalmente en sus seguidores mas ideologizados. Es entonces cuando se hacen cuentas de los afiliados, familiares y amigos y, como el resultado es decepcionante, se recuerda aquella desgarradora expresión del difunto Julio Anguita: "Queredme menos y votadme más".
Esta primera semana de campaña electoral en Andalucía ha tenido imágenes curiosas. La procesión de políticos recorriendo las calles de la aldea de El Rocío constituye un acto de fe que debe ser siempre bienvenido ante tan casuales y sorprendentes muestras de fervor espiritual. Esperemos que haya sido con el fin de pedir bienaventuranzas para todos los andaluces y no simplemente para el retrato con la multitud ante la falta de asistentes a los mítines.
Sorprende la actitud de algunos candidatos. Cuando uno se juega algo tan importante como gobernar para más de ocho millones de españoles, lo mínimo es que deje todas sus obligaciones políticas y se entregue de lleno a esta tierra. Pero alguno no puede evitar quedarse aferrado al sillón en Madrid a la espera de los resultados del 19-J y, como no se demuestre con la renuncia al escaño en firme, difícilmente alguno creerá las palabras de quien pudiera no tomar posesión en el Parlamento Andaluz y seguir en el Congreso de los Diputados.
Lo que está claro es que ya no hay nadie como Alfonso Guerra en la sede de Ferraz. Cabe recordar cuando machacaba despiadadamente los eslóganes de campaña de los contrarios: si unos decían "volviendo al Centro" insinuaba que muy a la derecha tenían que estar cuando llevaban tanto tiempo regresando; si otros ponían "Soluciones" indicaba que se leyese la palabra al revés para ver en que estaban pensando realmente dichos contrincantes. Pero ahora le ha tocado al PSOE beber de su propia cosecha al presentarse como "La Andalucía que quieres", metiendo los "ERES" donde más pueden doler. Desde luego los estrategas del partido se han lucido, siendo tan rico el idioma español y habiendo tantísimas palabras que no contenga ERE, pero cuando la conciencia no está tranquila juega muy malas pasadas.
También te puede interesar
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Un cura en la corte de Sánchez
Confabulario
Manuel Gregorio González
R etrocediendo
En tránsito
Eduardo Jordá
Luces
La colmena
Magdalena Trillo
Escaleras
Lo último