El silencio vergonzante

Y después sus cómplices tratan de vestir de Robin Hood a los culpables de la trama ERE

El pasado año, tras una demoledora sentencia judicial, Mariano Rajoy se enfrentó a la primera moción de censura que logró apartar del poder al partido gobernante. Las frases por aquel entonces no tuvieron desperdicio, especialmente la catalogación como partido corrupto, expresión posteriormente anulada de la sentencia por tendenciosa. Todo aquello fue el producto del desvío a cuentas personales de unos 20 millones de euros, hecho sin duda digno de enjuiciar y que, como así fue, acabó con penas de más de 30 años para algunos de ellos.

Hoy nos encontramos ante un caso descomunal e inmensamente superior al anterior. No solo por la cantidad directamente sustraída de las arcas públicas, 680 millones de euros, sino por lo que esta trama supuso para Andalucía durante sus años de pillaje. Los resultados electorales obtenidos por el propio PSOE nacional, gracias al inmenso dopaje que se hacía del granero electoral andaluz fueron decisivos para gobernar España. De ahí que el silencio de su Secretario General hoy sea inexplicable. Los principios morales no dependen del color político, y cuando uno fue obligado a irse por los delitos cometidos en su organización, otro tiene que dar ejemplo cuando le ocurre en casa propia. Y lo peor es que este partido no renuncia a seguir extorsionando a los ciudadanos, como hace un mes se descubriera en Huévar de Aljarafe. Allí el socialismo ofrecía un contrato de trabajo temporal municipal en cada vivienda del pueblo para que en todas las familias alguien dependiese laboralmente del consistorio. Es decir, el chantaje en su aspecto más sórdido, contra el parado y el necesitado.

Y después sus cómplices tratan de vestir de Robin Hood a los culpables de la trama ERE. Porque decir ahora que no se llevaban el dinero para casa, cuando había otro tipo de casas o lupanares donde se dilapidaba a manos llenas, es patético. Pero hablar de como otros se lo gastaban esquiando por la blanca nieve, cuando ellos consumían otras nieves blancas algo más ilegales, tiene narices. Tan solo un familiar y dos amigos, de uno de los principales encausados, robaron más del doble de lo sustraído en el caso Gürtel, y parece que no fue para donarlo a la beneficencia. Esperemos que las 180 causas que quedan logren devolvernos el dinero de nuestros impuestos que se llevaron sin escrúpulos. Y que los gobernantes dejen de callar y responsan por sus responsabilidades.

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