Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

La soledad de dos ministras

Pese al teatrillo de los insultos, Sánchez y Podemos permanecerán unidos por mantener el poder

La estampa de la semana, con dos únicas ministras del gobierno de Sánchez -la de Igualdad, Irene Montero y la de Derechos Sociales, Ione Olarra-, en la bancada azul del Congreso, durante el debate sobre la reforma de la ley del 'Sólo sí es sí', podía hacer pensar, en un país que no sufriera este permanente estrabismo político, que estábamos en el prólogo de la rotura del gobierno de coalición. Si, además, el intercambio de insultos fue generalizado, con expresiones muy gruesas que partían de dos sectores del actual ejecutivo que se supone maneja los intereses generales de los ciudadanos, no sólo los particulares, podría hacer pensar a cualquier observador no aborigen que las dimisiones y los ceses serían inmediatos. Pero aquí estamos seguros que sobre todo ese teatrillo de los insultos, Sánchez y Podemos permanecerán unidos por mantener el poder. Se necesitan mutuamente, porque con un presidente carente de sólidos principios -o con un montón de ellos intercambiables, como Groucho Marx- y un grupo, salido de las protestas callejeras, deslumbrado por los despachos, los coches oficiales y los sueldos desmesurados, detestados en su origen, no hace pensar en otra cosa que en un postureo para prolongar sus privilegios en una sociedad con dificultades para subsistir y, a la vez, mantener a sus fieles entretenidos.

Me refiero a la soledad de las dos ministras, con la ausencia del resto del Gobierno y de su presidente que dieron el visto bueno a la controvertida ley, por lo cual resultaba absurdo no asumir que todo el gabinete y su presidente eludieran su responsabilidad en este esperpento legislativo que ha beneficiado a más de 700 delincuentes sexuales, varios decenas puestos en libertad, siguiendo las pautas de Sánchez de reformar el Código Penal, en beneficio de sediciosos, malversadores de fondos públicos o corruptos políticos que en estos días hemos visto agrandarse la tinta del calmar del 'Y tú más', del que hablaba la pasada semana.

Es triste que en un día históricamente importante para defender los legítimos derechos de las mujeres -en su integridad física, su libertad, su lucha por la igualdad en la sociedad- estos grotescos espectáculos en el seno del Gobierno hayan dividido al movimiento feminista, sus reivindicaciones, sus protestas ante tan diversas agresiones, que hoy, por desgracia, sufren por ser mujeres. Parecen insólitos, pero es de una gravedad extrema, que deberían buscarse las causas, hechos como el sufrido por una niña de once años en Badalona, agredida sexualmente por una manada de chicos de 14 años, suceso que parece ser más frecuente de lo que se piensa. Quedan infinidad de problemas sin resolver para asistir a malos teatrillos que hacen olvidar lo fundamental.

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