Otra de sueldos

SALVADOR PENDÓN estuvo presto y en medio de la polémica sobre la necesidad de limitar los sueldos de los cargos públicos dio el aldabonazo anunciando que rebajaba en un 10% el sueldo de los máximos responsables políticos de la Diputación de Málaga y el suyo también, que a partir del próximo ejercicio presupuestario se igualará al del presidente de la Junta, José Griñán, es decir, una retribución anual situada en 81.155 euros. Se adelantaba así Pendón en adoptar una medida que parece consensuada por la mayoría de los grupos políticos andaluces.

Es evidente que la decisión del presidente de la Diputación centró la atención de todos los focos, aunque no menos llamativo fue el hecho de que esta decisión la anunciara sentado junto al secretario general de su partido, Miguel Ángel Heredia, con el que había tenido minutos antes un encuentro cara a cara que no se prolongó demasiado en el tiempo. Que se sepa no hay testigos de la reunión en la que, según la versión oficial, se plantearon básicamente dos cuestiones, la ya referida de las retribuciones y la próxima remodelación de la estructura organizativa de las actuales áreas del Gobierno de la institución supramunicipal.

Con la lectura de este segundo enunciado al cronista, que lleva semanas escuchando los tambores lejanos de una crisis en el equipo de Pendón, se le ponen las orejas de punta. Pues no, o al menos no habría comunicado a Heredia esta intención. Aunque si se lee la partitura de la reestructuración administrativa, prevista para diciembre, la música que suena lleva aparejada un cambio en las parejas de baile. Se crearían cuatro grandes áreas de gobierno. Una sería responsabilidad del presidente y las otras tres se pondrían bajo la coordinación de los tres vicepresidentes que asumirán más responsabilidades políticas, al tiempo que se establecería una estructura más reducida y, por lo tanto, con mayor agilidad en la gestión.

Con esta información en la mano, en los mentideros no se han acallado las voces que insisten en que Salvador Pendón utilizaría, en su caso, la citada reorganización para hacer valer sus poderes. Aunque de momento, insisten, en que la comunicación entre los dos personajes, Heredia-Pendón, existe y su relación no está tan deteriorada como alguno se empeña en mantener. Quizá porque ambos políticos piensen que ahora mismo una nueva batalla interna no sería ni soportable, ni entendible en ninguna instancia de la dirección de la organización socialista, o quizá, también porque, en opinión de otros, no hemos entrado en el momento procesal oportuno. Todo es cuestión de tiempo.