La torre y el león

El día que esas mismas voces sean capaces de atraer ideas e inversores podremos creer en ellos

Cuando ya parece que la aprobación del proyecto de la Torre del Puerto de Málaga se acerca, las voces de siempre reclaman su paralización. Esta ciudad nunca pierde esas miradas ancladas en el pasado que antes no querían tocar el silo del puerto, después atacaban la renovación del Muelle de Heredia y esta semana les toca embestir a la torre. El día que esas mismas voces sean capaces de atraer ideas e inversores podremos creer en ellos, pero mientras tanto poco valor pueden ofrecer a un entorno tan dinámico.

Durante el último año también se ha atacado denostadamente al proyecto de ampliación del Puerto de Valencia. El importante incremento del tráfico de contenedores para esa ciudad ha sido frenado por constantes solicitudes de permisos, inspecciones e informes. Y finalmente resultó que todas estas artimañas iban dirigidas por Esquerra Republicana de Cataluña, para que ese puerto no siga creciendo comercialmente por encima del de Barcelona. La suerte de los valencianos ha sido la de tener a José Luis Ábalos, Ministro de Fomento de esa tierra, que se dio cuenta de la gran estrategia destructiva de sus leales socios parlamentarios.

Ahora parece que la segunda riqueza del puerto de la Ciudad Condal, el turismo de cruceros, puede verse empañado por el posicionamiento del Puerto de Málaga. Tener en el mar al Hotel Vela de Barcelona, con sus casi 100 metros de altura, y surgir otro de similares características en un lugar menos convulso que Cataluña, es un riesgo inaceptable. Por tanto, todas las manifestaciones y alharacas que no hubo allí al construir dicho hotel catalán ni aquí con las grúas que poseemos, surgen casualmente ahora en nuestra ciudad. Y con la mala suerte de faltarnos un Ministro malagueño que no caiga en la trampa y nos defienda de otros fieles socios.

Esta moda de atacar a todo lo que haga peligrar la ya malograda economía catalana empieza a ser curiosa. Antes Madrid, después Valencia y ahora Málaga. Ya en el siglo XVII el matemático Bernouille propuso un concurso con dos problemas muy complejos y Newton, que los resolvió, envió la solución bajo pseudónimo. Pero al ver la elegancia de la respuesta supieron de quien venía y quedó para la historia la frase: "por sus garras se conoce al león". Esperemos que tanto ataque a la modernización del Puerto de Málaga no venga del mismo origen del valenciano, porque de este león ya nos están cansando sus garras.

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