Enrique Montiel

La verdad de las mentiras

El Pinsapar

19 de diciembre 2021 - 01:36

Puede que fuera Vargas Llosa el que acuñó el ADN del novelista por la definición de la novela como "la verdad de las mentiras". El poeta es un fingidor, también se ha dicho. Pero, ¿y el relator? Arcadi Espada ha desarrollado la idea de "la verdad" en su último y muy recomendable libro. Qué cosa, la verdad. Porque simultáneamente se está dando ahora un relato vario de la España única, porque no hay otra. Sí, la discutida y discutible. La diversa y múltiple. La Nación de naciones pequeñitas… ¡es una!, y ocurre que no puede haber otras fácilmente. Se dan factores comunes, ahora que la enfermedad mental está tristemente sobre la palestra. La presidenta Ayuso estuvo no hace mucho "loca", hoy es Pablo Casado el que está "desequilibrado". Hay una España de locos y malos. Porque son muchos los que atribuyen esa cualidad de malo malísimo a Pedro Sánchez. Llega la gradación a psicópata, malo es el primer "estadío", como dicen algunos médicos. Pero el foco -la lámpara de la mesa del escritor del relato- está puesto en el PP y Vox, también en lo que queda de Ciudadanos. El alcalde madrileño, del Atlético de Madrid, es "un judas". Teodoro García Egea es el centro de la diana de las invectivas de cierta derecha mediática, el que arrastrará a Presidente Casado al hondón del olvido. Galicia y Andalucía a verlas venir, digo a subirse en el tanque con Ayuso o no. Y así. Intacto pues todo lo que se le sigue adjudicando a la izquierda que va a Roma, como los primos de la canción que se querían casar. Intacta la superioridad moral de la izquierda española, que es otro relato. Es un todos contra todos este drama, o comedia trágica que es lo que pasa en España. Seguimos enfermando de variantes del famoso virus de Wuhan, pero el virus es el que se lleva dentro. Se llama discordia y la hemos padecido varias veces en los dos últimos siglos y en el que vivimos ahora, sobre todo en el XIX, con los golpes de estado, los cambios de régimen, las diversas constituciones, las asonadas, cuarteladas, algaradas y la guerra civil permanente que creíamos que se había cauterizado para siempre en 1978. Pero los relatos se escriben con escritura automática. La pluma está cargada con tinta deleble. ¿Cuentan la verdad los relatos contemporáneos? Qué es la verdad, me preguntarías enseguida. El volcán de La Palma, que es más que un drama. El 25% de español en Cataluña. Cómo vive un hijo, que es el Rey, lo que está viviendo nuestro Rey. España no tiene quien le escriba un relato verosímil.

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