Imaginemos que vivimos otra realidad en la que el encuentro entre Sánchez y Ayuso supone un punto de inflexión y que la confrontación se torna en colaboración, cogobernanza y coordinación entre el gobierno central y las CCAA. Pero si olvidamos la fábula moral y volvemos a nuestro mundo tridimensional, poco cabe esperar de una reunión que se produce en un contexto cada día más polarizado, en el que la retórica suple a la acción y las imágenes importan más que los resultados. La fáctico es que la comunidad de Madrid arroja datos extremadamente preocupantes y que la gestión de la pandemia por parte del gobierno regional es manifiestamente mejorable, por no decir desastrosa. Lo que mejor lo ejemplifica es la insólita arrogancia con la que su presidenta elude todo responsabilidad. Ayuso ha dedicado más tiempo y esfuerzo a encabezar la estrategia del PP contra Sánchez que a sus responsabilidades de gobierno. Una de las cosas que más me llama la atención es su empeño en explicar la caótica situación de Madrid por la entrada de pasajeros a través de Barajas y Atocha, cuya responsabilidad corresponde al gobierno central, cuando en realidad, más que en las llegadas a Madrid, la verdaderamente preocupante está en las salidas: los miles de pasajeros que diariamente toman vuelos o trenes desde uno de los centros mundiales de la pandemia hacia otros destinos nacionales e internacionales. Lo cierto es que la imprevisibilidad, el desconcierto y la falta de medidas e inversión han sido las constantes que han caracterizado la gestión madrileña. Claro que todos han cometido errores, empezando por el gobierno central, pero tal cosa no justifica lo injustificable. Lo peor es que, por la cerrada defensa que hace la derecha política y mediática de la gestión del gobierno madrileño, en especial el señor Casado, mentor de la presidenta madrileña, cabe pensar que si el PP y sus aliados también gobernasen en España nos estarían haciendo un Ayuso a todos los españoles. Aunque cueste creerlo, sólo cabe pensar que estamos en las mejores manos posibles.

Como debemos asumir que la lucha contra la pandemia es tarea de todos -también mía y de usted- prefiero imaginar que se impondrá el sentido común y que el encuentro entre Sánchez y Ayuso sea un punto de inflexión. Decía el poeta Joseph Brodsky que el verdadero enemigo no es el capitalismo o el socialismo "sino más bien la vulgaridad del corazón humano, de la imaginación humana".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios