Madrid repercute en toda España

Madrid es la comunidad menos estanca de España, el Gobierno central no puede seguir con esa actitud de observador ante una situación que va a perjudicar a todos

Uno de los efectos perversos del Estado de las autonomías es que sirve a los respectivos gobiernos para dispersar las responsabilidades; es lo que estamos padeciendo desde el mes de marzo pasado. En uno y en otro sentido. Si en los primeros meses de la pandemia vimos cómo algunos gobiernos autonómicos exigían al central responsabilidades que también les eran propias, ahora es el Ejecutivo de Pedro Sánchez el que ha adoptado un papel de observador, como si fuese un evaluador jerárquico situado por encima de los responsables territoriales. A cualquier observador, mínimamente interesado por la evolución del Covid-19, le debe preocupar la situación de Madrid, y no sólo por lo que está sucediendo en este territorio, sino por la proyección que tiene sobre el resto de España. Madrid es el gran distribuidor del país, es el centro de un Estado de comunicaciones radiales donde se concentran la mayor parte de las empresas y sus áreas de producción. Las cifras de evolución de la pandemia son más que preocupantes, ya que concentra casi un tercio de los nuevos casos y una proporción similar de los ingresos hospitalarios. Con una tasa de incidencia de 466 por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, es difícil negar que en muchas áreas de la región hay un contagio comunitario. Entendemos que el Gobierno central debe actuar con mayor vigor en este territorio, que es el menos estanco de todo el país. El ministro Salvador Illa, de momento, descarta el confinamiento perimetral. Las causas de esta preocupante evolución hay que buscarlas en la elevada movilidad de la ciudad, pero tampoco se puede obviar que su Gobierno autonómico ha ido de error en error. Madrid, por ejemplo, sólo estuvo unos días en la fase 3, porque su Ejecutivo prefirió acortar el período cuando finalizó el estado de alarma; le han faltado rastreadores durante julio y agosto, y la llamada a los docentes para que se realicen pruebas serológicas ha sido caótica. Las responsabilidades políticas la dirimirán los madrileños, pero el Gobierno central no puede permanecer pasivo ante una situación que terminará por perjudicar a todo el país. Sería injusto e intolerable.

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