Respuesta desigual ante la sequía

Mas de un centenar de municipios de Huelva, Cádiz, Málaga, Córdoba y Sevilla sufren restricciones de agua con cortes en el suministro, en buena parte de ellos, de ocho y más horas. Cientos de piscinas privadas han tenido que cerrar. La situación de los embalses en Andalucía, con apenas a un 23% de su capacidad de almacenamiento, es más que preocupante. Los niveles de la cuenca del Guadalquivir son inferiores y algunas presas de la provincia de Córdoba se hallan prácticamente secas. El pantano de la Viñuela, del que se nutren los cultivos de productos tropicales que suponen una de las mayores riquezas de la comarca malagueña de la Axarquía, registra un 8%. El goteo de medidas para reducir el consumo todavía se anuncian con timidez. El Ayuntamiento de Málaga se ha sumado a otros del litoral andaluz que decidieron cerrar las duchas de las playas. No así los lavapiés. El temor al impacto negativo sobre el turismo en plena temporada todavía pesa más que este escenario de sequía. El propio presidente andaluz siempre emplazó a septiembre para no erosionar los resultados de esta industria fundamental para la comunidad aunque la Junta ya alerta de que la falta de agua limitará el crecimiento previsto para este año. El último informe de Greenpeace asegura que Andalucía sufrirá en mayor número e intensidad este tipo de episodios y pone el acento en la necesidad de ajustar la agricultura intensiva e industrial para adaptarlas a los recursos disponibles. El problema es que los principales motores económicos de la región demandan el agua casi como materia prima. Y las respuestas de las administraciones han consistido hasta ahora en denunciar la responsabilidad de las contrarias en los múltiples incumplimientos en materia de infraestructuras hídricas que se arrastran desde hace décadas. Es más que urgente planificar y ejecutar el futuro. Y afrontar el presente con realismo y sin más medias tintas.