Vacunas: un aterrizaje sobre la realidad

Los gobiernos deben trabajar con calendarios en los que se contemple el contagio masivo de Covid-19 también durante muchos meses de 2021

La suspensión de la fase tercera de la investigación de la vacuna contra el Covid-19 de la empresa AstraZeneca y Oxford supone un aterrizaje sobre la realidad. Es común en casi todos los ensayos que las pruebas con voluntarios se tengan que suspender por uno u otro motivo, no es un problema con el que no se contase, sino que -subrayamos- es casi la norma. De hecho, es la segunda vez que les ocurre. En este caso, uno de los voluntarios ha sufrido una enfermedad inflamatoria, y ahora se debe ver, y lo hace un comité independiente, si ello se debe a la vacuna, en cuyo caso hay que averiguar la causa, o a un factor ajeno a la inoculación. Estos ensayos se realizan bajo el sistema de doble ciego, de tal modo que ni los voluntarios ni los médicos conocen de antemano a quiénes se les suministra la vacuna y a quiénes el placebo. Es una noticia, por tanto, tranquilizadora en el sentido de que muestra la seriedad de la investigación y el desarrollo de la vacuna por parte de esta corporación. Pero es un aviso, en especial, a los gobernantes. Ya hemos mantenido desde aquí que las administraciones central y autonómica han sido demasiado optimistas al dar por hecho que habrá dosis de esta vacuna a finales de este año. Sólo es una posibilidad, real y argumentada, pero posibilidad. De hecho, tampoco se sabe en estos momentos si esta suspensión afectará al calendario de AstraZeneca, que, en efecto, quiere distribuir cientos de miles de dosis a finales de este año. Entendemos que los gobiernos deben trabajar con un calendario en el que esté contemplado que el contagio del Covid-19 se alargará durante varios meses de 2021. De hecho, la Organización Mundial de la Salud no prevé una vacunación masiva mundial hasta 2022. El problema surgido con la vacuna del Reino Unido tampoco debe llevar al pesimismo, hay más investigaciones que se encuentran en la tercera fase. Una de ellas, que es la del consorcio BioNTech-Pfizer, también está muy avanzada, y es con la que la Unión Europea también acaba de firmar un contrato para comprarle 200 millones de dosis. La de Moderna, en la que participa la española Rovi, también se sitúa en esta fase avanzada de desarrollo.

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