El diálogo entre Andalucía y Madrid se complica

El presidente andaluz debe ser reivindicativo con Madrid, pero la Junta no puede estar al servicio de los intereses de ningún partido

Los próximos tiempos no serán fáciles paras las relaciones entre los gobiernos central y andaluz. Normalmente, el hecho de que ambos ejecutivos estén en manos de partidos que son adversarios políticos suele suponer un hándicap importante para el diálogo entre Madrid y San Telmo. Sólo hay que repasar la historia más reciente de Andalucía para recabar numerosos ejemplos sobre lo dicho. Sin embargo, ahora habrá que añadir un plus de obstáculos debido a la enorme crispación en la que se ha instalado la vida política nacional. Andalucía es una de las grandes reservas de poder que le quedan al PP y nadie duda de que hará uso de ella para abrir continuamente frentes al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero, aunque el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, quisiese evitar el conflicto con el Gobierno central le sería prácticamente imposible. Son demasiadas las peticiones de Andalucía que están sin atender por parte de Madrid, demasiados los temas a tratar como para que no haya desencuentros entre ambas administraciones. Hace bien el presidente andaluz en ser reivindicativo. Por lo pronto, lo más urgente es la renovación de una vez por todas de un sistema de financiación autonómica que es nocivo para Andalucía. Nuestra comunidad autónoma está claramente infrafinanciada y requeriría de, al menos, 4.000 millones de euros más al año para desplegar con eficacia servicios fundamentales en el bienestar de los ciudadanos como la sanidad o la dependencia. El hecho de que Andalucía, la región más grande de España, no saliese a relucir ni una vez en el debate de investidura nos da una idea de los tiempos que se avecinan.

Es evidente, como decíamos, que el diálogo entre Andalucía y Madrid se va a complicar aún más en los próximos tiempos. Sin embargo, pese a esta certeza, hay que hacer un llamamiento para que los partidos políticos dejen de usar las instituciones y órganos de gobierno de todos para sus estrategias. Ni la Junta es propiedad de PP-Cs ni la Administración central de PSOE-UP, sino que son parte de un Estado que a todos los ciudadanos nos pertenece y deben trabajar para nuestro bienestar. Estas palabras pueden sonar a ilusas, pero son las únicas que marcan la verdadera decencia política. Sin calidad institucional no hay democracia plena, y ésta es incompatible con la manipulación partidista de dichas instituciones. Tanto La Moncloa como San Telmo deberían tenerlo muy en cuenta.

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