La economía andaluza necesita mucho más que un plan

En 2008, tras la crisis que paró la construcción se trasvasó mano de obra a la hostelería. Ahora, el camino inverso

La Junta ha presentado esta semana su plan Andalucía en marcha con el que pretende, por la vía de las infraestructuras, dinamizar la economía de la región hasta 2023, el año en el que los expertos pronostican que comenzará una recuperación real de los efectos provocados por la pandemia del coronavirus. El Ejecutivo autonómico se propone inyectar 3.450 millones de euros a través de proyectos en materia sanitaria, educativa, hidráulica y de comunicaciones. El presidente Juanma Moreno decidió rodearse de los principales agentes sociales para darle solemnidad a su iniciativa. Pero más allá de la foto, la elección del eslogan y otros efectismos, como calificar en un vídeo de Fomento de "esfuerzo titánico" las obras previstas, hay que esperar a la concreción de las actuaciones y, sobre todo, la fórmula para su ejecución. El propio Moreno admitía hace unas semanas que las arcas estaban "exhaustas". Además, para acometer el plan se necesita que la iniciativa privada adelante 900 millones de euros, que luego devolvería la Administración autonómica "a plazos". Como contrapartidas, la posibilidad, por ejemplo, de explotar los aparcamientos con que se dotarían a los nuevos hospitales de Málaga y Roquetas, o las Ciudades de la Justicia de Sevilla o Jaén. Habrá que esperar a la respuesta. Andalucía en marcha será una buena idea si se concreta, aunque la mayoría de sus infraestructuras ya estaban previstas, algunas desde hace décadas. Pero el futuro de la comunidad necesita más que un plan. En 2008, tras la crisis que paralizó la construcción, una salida fue trasvasar a la hostelería esa mano de obra. Ahora se apuesta por recorrer el camino inverso. Pero eso no despeja el futuro que a medio y largo plazo hay que afrontar. La escasa industria, el desafío de la digitalización, la debilidad del tejido empresarial, los cambios en el modelo educativo... Hay actuaciones urgentes, pero otras muchas imprescindibles. Ahora se presenta la oportunidad de acelerar para salvar el futuro.

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