Tribuna

Francisco Mesonero

Director general de la Fundación Adecco

Empleo e inclusión para la salud mental

Estamos deshumanizando las relaciones sociales y creando filtros que nos hacen ver una realidad distorsionada a través de las redes sociales

Empleo e inclusión para la salud mental Empleo e inclusión para la salud mental

Empleo e inclusión para la salud mental / rosell

El próximo lunes celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. Es un día difícil. Para muchas personas y familias es un drama, un nubarrón que les acompaña, en ocasiones, durante toda su vida. La OMS estima que los problemas de salud mental serán en 2030 la principal causa de discapacidad. Es un dato demoledor e inquietante ya que una de cada cuatro personas acabará viéndose afectada por problemas en su salud mental. Y eso que de momento no hemos hablado del suicidio. ¡Menudo papelón tenemos!

Cada día atendemos en la Fundación Adecco a personas que presentan grandes dificultades psicosociales; es decir, que se enfrentan tanto a "desordenes" de su propia psicología como al estigma de la sociedad, haciendo que este pese sobre sus espaldas como una losa que les condena, en muchos casos, a la soledad, al abandono y la exclusión social.

La covid 19 parece que no ha ayudado mucho. Las personas expertas en la materia aseguran que están creciendo los casos de diagnóstico de trastornos depresivos o por ansiedad, pero también las actitudes de miedo, inseguridad, tristeza o soledad. Es un mal de nuestro tiempo que parece imparable y que debilita notablemente nuestra sociedad de bienestar.

No quiero ponerme dramático, pero un buen baño de realidad nos puede ayudar a marcar el tono de seriedad que este asunto merece. A partir de aquí, me gustaría mirar adelante y hacerlo con la mejor medicina que existe o que conozco por mi deformación profesional: el empleo. No cualquier empleo, ni en cualquier empresa, empleos dignos en empresas inclusivas. No es una visión idealizada o romántica, pues soy muy consciente de que tenemos que abordar los problemas pisando sobre barro, pero con botas de campo que nos ayuden a hacerlo con fuerza y firmeza.

¿Cómo podemos hacerlo? Lo primero es entender que en muy poco tiempo hemos vivido grandes cambios demográficos, tecnológicos y sociales que nos están obligando a replantearnos cómo vivir y también qué modelo de sociedad queremos. Estos cambios acelerados se manifiestan socialmente con estrés y ansiedad que están impactando directamente en la salud mental de las personas, de todas las personas.

A partir de aquí tenemos que establecer una hoja de ruta para abordar un reto tan complejo como el de la salud mental. Inicialmente creo que todo pasa por una apuesta seria por los valores humanos. Hay que renovar socialmente el valor de la ética y de aquellos valores que protegen la dignidad de todas las personas. Estamos deshumanizando las relaciones sociales y creando filtros que nos hacen ver una realidad distorsionada a través de las redes sociales. La tecnología es positiva, pero las redes sociales no pueden sustituir una buena conversación con un compañero después del trabajo, ni generar conductas adictivas y dependientes que alteren nuestra plena consciencia de la realidad.

Por lo tanto, para empezar, quienes lideramos las empresas, pongamos a las personas en el centro de todas nuestras decisiones empresariales. Hablemos y relacionémonos con nuestros equipos, con las personas que usan nuestros productos o servicios, con nuestros partners y colaboradores, y entendamos sus problemas y dificultades abriéndonos a la diversidad y a la vulnerabilidad humana. Esto exige mayor sensibilidad y conciencia social. Tenemos la misión de mejorar sus vidas y ese debe ser nuestro propósito personal, profesional y de marca.

Solo si somos capaces de conocer las necesidades, intereses, dificultades y problemas de nuestra gente y nos ponemos en su lugar, podemos crear modelos de recursos humanos responsables, competitivos y comprometidos con el bienestar y la salud mental.

El siguiente paso es el más exigente, el más comprometido: tenemos que ayudar a las personas más vulnerables de nuestra sociedad, aquellas que generalmente ya nacen en una situación de desventaja y que, por lo tanto, están más expuestas a experimentar un problema de salud mental. Hablamos de entre 8 y 12 millones de personas según el Informe Foessa y el Informe Arope.

¿Cuál es nuestra responsabilidad como empresa? Tenemos que contribuir activamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero no por obligación, sino porque estemos convencidos de que estamos contribuyendo activamente a crear una sociedad más justa. Es bueno para aquellas personas que viven en riesgo de exclusión social, pero también es bueno para nuestra sociedad, para nuestra empresa, para nuestra familia y para nosotros mismos.

Si es justo, es bueno, y si es justo y bueno, merece la pena.

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