Tribuna

Fernando Acedo Lluch

Abogado

El sueño europeo

El sueño europeo El sueño europeo

El sueño europeo / rosell

La Unión Europea surgió del anhelo de paz tras el hastío de los países europeos como consecuencia de las dos Guerras Mundiales, con idea de evitar nuevas contiendas en el futuro. El proceso no ha sido fácil. El visionario europeísta Richard Coudenhove-Kalerghi afirmaba en la Viena de principios del siglo XX que "muchos son los hombres que soñaron con una Europa unida, pero pocos los decididos a crearla".

Entre 1945 y 1950, un grupo de políticos europeos, entre los que se encontraban Robert Schuman, Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi y Winston Churchill, iniciaron el proceso de creación de la Unión Europea, cuyo embrión podemos situarlo en el Tratado de París (1951). En 1957 se firma el Tratado de Roma, gracias al cual se crearía la Comunidad Económica Europea (CEE) y lo que hoy conocemos como el mercado común. En los años 60, se creó la Política Agraria Común (PAC) y se constituyó una unión aduanera.

Con la aprobación en 1992 del Tratado sobre la Unión Europea o Tratado de Maastrich se puso en marcha la integración política creando lo que hoy conocemos como Unión Europea (UE) en la que la libre circulación de personas, de bienes, servicios y capitales constituyen sus cuatro pilares y objetivos fundamentales.

Resulta interesante destacar que prácticamente a la vez que se consolidaba la Unión Europea, otra gigantesca federación situada al este del viejo continente, la Unión Soviética (URSS), colapsaba y se desintegraba, produciéndose un importante cambio geopolítico tras la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania.

En 2002, tras entrar en circulación el euro, se produjo uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Europa y un gran logro económico. Dos años más tarde, tuvo lugar la mayor ampliación de la UE con el ingreso de diez países procedentes principalmente del este de Europa.

Tras la firma del Tratado de Roma se estableció una Constitución para Europa, pero el rechazo de Francia y Holanda en sendos referendos supuso el abandono del proyecto. Este hecho unido a la búsqueda de soluciones nacionales ante la percepción de ausencia de mecanismos eficaces ante los nuevos problemas, han contribuido notablemente al incremento del euroescepticismo, siendo su máximo exponente el referéndum de 2016 en el que el Reino Unido por una exigua mayoría, aprobó su salida de la UE.

A pesar de las diferentes crisis que han asolado al continente, el proyecto europeo es considerado como uno de los experimentos políticos más extraordinarios de la historia y ha conseguido sustanciales éxitos. La UE se ha convertido en el mercado único mayor del mundo que permite que la mayoría de los bienes, servicios, personas y capital puedan circular libremente por la mayor parte del continente y cuenta con una moneda fuerte, el euro utilizada por 340 millones de personas. Así mismo a pesar de sus dificultades, ha logrado superar la gran recesión de 2008, la posterior crisis del euro de 2010, y hasta el momento ha conseguido paliar las secuelas económicas de la pandemia del Covid-19.

Paradójicamente, la guerra de Ucrania y los anhelos imperialistas de Rusia, han demostrado que la paz en Europa no está garantizada, como tampoco su estabilidad económica, que puede verse seriamente perjudicada por su dependencia energética, la falta de suministro y encarecimiento de materias primas, en un mundo en el que China está acaparando la mayor parte de los yacimientos y cuenta con una creciente influencia en los principales países de África y América del Sur. El cambio de política internacional de EEUU y el giro del eje económico mundial hacia el Pacífico, están contribuyendo a una pérdida paulatina de mercados e influencia de la UE en el resto del mundo.

A pesar de lo anterior, son varios los autores que han señalado que la principal amenaza podría estar dentro de la propia UE con el resurgimiento de movimientos euroescépticos y nacionalistas. En las encuestas que se vienen publicando, se confirma el escaso conocimiento que existe de los ciudadanos sobre el trabajo y funcionamiento de las instituciones europeas. En todos los estados miembros han surgido partidos políticos que, si bien no se consideran abiertamente "eurófobos", son críticos con el "proyecto".

Numerosos estudios vienen resaltando la imperiosa necesidad de recuperar el papel central de los ciudadanos europeos como los auténticos protagonistas de este proceso, dado que será muy difícil conseguir nuevos avances en la integración hasta que no se logre llegar directamente a la ciudadanía creando un nuevo "euroentusiasmo" y una mayor adhesión popular.

La trascendencia de las decisiones de la UE en la vida diaria de los ciudadanos ha ocasionado que la política nacional ya no se entienda si parte de ella no está relacionada con Europa, por lo que además de superar las sucesivas crisis, las instituciones de la UE y los que nos consideramos europeístas, hoy más que nunca, deberíamos redoblar los esfuerzos en la estrategia de comunicación para que todos los ciudadanos de los países miembros conozcan mejor su funcionamiento, sus grandes logros tanto económicos como en valores de la dignidad humana, libertad, democracia y Estado de Derecho, y seamos partícipes de los nuevos proyectos y políticas que continuamente se deben seguir implementando para la consecución del sueño europeo.

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