Personajes con sabor

Fernando Peralta: Un maestro dentro y fuera del terreno de juego

  • Una vida dedicada al deporte, como práctica y como enseñanza

  • El ex portero del Málaga nos acompaña a KGB, referente gastronómico y de actualidad en la ciudad

Junto a José Alberto Callejo e Irene  Garrido, coordinador y jefa de cocina del restaurante KGB.

Junto a José Alberto Callejo e Irene Garrido, coordinador y jefa de cocina del restaurante KGB. / Paco Menjivar

Imaginen una persona sencilla, tímida, humilde –luce la humildad por bandera–, formada, educada, vamos, lo que viene siendo una persona técnicamente, para mi gusto, perfecta. Pues ese hombre es Fernando Peralta Carrasco, ex guardameta del CD Málaga, Sevilla, Castellón y Compostela. Un hombre al que el trabajo hizo famoso aunque nunca fue ese su objetivo. Aún hoy se le descubre cierto rubor cuando le reconocen en cualquier lugar. Un hombre de los que yo denomino que gasta suela de zapatos: pies siempre firmes en la tierra, o en el césped, según el caso. Y para mi honra, un buen amigo. Ahora les cuento.

El RESTAURANTE

Exterior del restaurante. Exterior del restaurante.

Exterior del restaurante. / Paco Menjivar

Y, casualidades que tiene la vida, resulta que el propietario del restaurante en el que protagonizamos este encuentro , Restaurante KGB, situado en la céntrica y malagueñísima calle Fresca, es amigo de nuestro invitado de hoy. Les hablo de José Alberto Callejo, hombre de reconocido prestigio en la ciudad, y ahora reconvertido a gastrónomo – diseñador de magníficos platos- junto con su mujer Irene Garrido Lomeña, quien ejerce de coordinadora general y jefe de cocina, aunque como ella mismo dice a boca llena, es el equipo lo que cuenta en este prestigioso establecimiento. Sentido común y sabiduría no le falta a esta señora, amable y profesional. Y de los platos que degustamos les hablo un poco más adelante. Sirva como adelanto que este restaurante cambia su carta cada mes, aunque se cuida mucho de mantener aquellos platos que más les demanda su cada vez más nutrida clientela.

EL INVITADO

Fernando Peralta. Fernando Peralta.

Fernando Peralta. / Paco Menjivar

Este encuentro estaba cargado de casualidades ya que el día que lo realizamos era la onomástica de Fernando. Motivo doble para nuestra celebración. No quise perder un instante en preámbulos, y le pregunté por su opinión sobre la situación de nuestro club de fútbol, ese al que él perteneció desde temprana edad. “Pues se veía venir. Llevamos varios años tentando la suerte. Si vendemos jugadores que destacan o nada más comenzar a destacar, y los que vienen en su sustitución son de un nivel inferior –por causas técnicas, o físicas– pues pasa esto.” Entonces es mala planificación, falta de profesionales que dirijan al equipo, insisto por mi parte. “Lo que no se puede hacer es pretender dirigir a un equipo a miles de kilómetros de distancia sin contar con una persona de confianza controlando el día a día del club. Así es imposible”. Se ha señalado a determinados jugadores y a parte del equipo técnico de acabar la Liga arrastrando el escudo del club por los terrenos de juego. “El fútbol es un deporte colectivo. Nos pierde el individualismo y el egoísmo deportivo. Lo importante es mirar y ver que tienes alrededor. Esto vale para el deporte y para el día a día en la vida. Estuve diecisiete años de profesional y siempre que saltaba al campo dejaba los problemas al borde del terreno de juego”. No puede evitar Fernando la contrariedad por los últimos tiempos del equipo de toda su vida. En el que ha desarrollado tareas técnicas al margen de jugador. Fue director deportivo y delegado del equipo. Cada inicio de temporada renueva su carnet como un aficionado más del club. Le pregunté por su afición de fútbol , de donde le venía. “Siempre quise ser o futbolista o maestro.

“Entonces acertaste de pleno, ¿no? “ [Risas] Así es. He sido futbolista y también soy maestro. Cuando fiché por el CD Málaga me enteré por mi padre. No tenía ni idea. Y me trasladé a Málaga. Estuve seis años internado en la residencia del Seminario. Acababan de adaptarla para seminaristas y alumnos externos, y ahí estaba yo”. Pero el estar ahí tantos años no te cambió la vocación (risas) . “No, pero me enseño mucho de la vida. De conducirse como personas. Tuve la suerte de compartir muchas veces mesa con don Ramón Buxarrais, ex obispo de nuestra ciudad y la persona más humilde y sencilla que he conocido en mi vida, a quien aprovecho para enviarle un abrazo y pronta recuperación”. La verdad que me sorprendió conocer este detalle. No sabía que Fernando hubiese estado todos esos años en el seminario en Málaga. El destino quiso que cambiase varias veces de equipo y que fuese internacional. “Estuve en Australia con la selección sub 18. Tenía como compañero de portería a Andoni Zubizarreta”. Y de ahí al Sevilla, al Castellón, Compostela para terminar de nuevo en Málaga. “Me preocupe mucho de continuar formándome a la vez que jugaba en los distintos equipos. Tenía claro que cuantos más conocimientos atesorase más camino tendría en la vida. Me hice entrenador de balonmano –deporte que practicó durante varios años–, de baloncesto, de voleibol. Además tengo el título de entrenador nacional de fútbol”. Entonces podrías entrenar a cualquier equipo. “Sí, en España y en Europa. Pero lo que hago ahora me motiva mucho más: trabajar con los más pequeños”. Como técnico del servicio de Deportes de la Diputación, y funcionario de carrera, trabaja en las escuelas de fútbol de la provincia, una labor que le llena plenamente y le permite desarrollar su vocación docente. Maestro dentro y fuera del terreno de juego.

LA COMIDA

Quien desee degustar una comida novedosa, innovadora, cocinada con productos de primerísima calidad y con verdadera maestría a la hora de mezclar sabores y texturas no deben pasar por alto una visita a KGB. Solo por el hecho de conocer a Irene Garrido ya merece la pena. Y déjense llevar por sus consejos culinarios. Tal y como hicimos nosotros degustando de entrada una extraordinaria ensaladilla rusa, un ajo blanco de pipas de girasol con tartar de tiburón, y una ensalada negra, a base de pasta y tinta de sepia. Toda una explosión de sabores que maridamos con un extraordinario, no se lo pierdan, albariño Marieta. Toda una experiencia.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Mientras degustábamos tan exquisitos platos continuábamos con nuestra charla. Le pregunté a Fernando qué cambiaría del fútbol si estuviese en su mano. “Sin lugar a dudas la actitud de muchos directivos. Deberían trabajar mucho más por el deporte en sí, y en la mayoría de los casos –que hay excepciones como en todo- son otros los intereses que les mueve”. Y le pregunté si la vida le había marcado algunos goles. “Los goles que he recibido, muchos [risas], han sido todos deportivos. Pero he tenido mucha suerte y la vida no me ha metido ningún mal gol. La vida me ha tratado muy bien y estoy muy agradecido”. Las palabras de Fernando quedaron unos segundos flotando en el ambiente. La reaparición de Irene avisándonos de lo que venía a continuación nos hizo salir del momento de silencio. Pollo salteado con cocktail margarita –de claras influencias de la tierra de nuestro anfitrión, México – presa Joselito y el plato estrella de la casa: mini hamburguesa de rabo de toro con queso, delicioso. Todo ello acompañado de un no menos delicioso vino tinto de la D.O. Sierra de Málaga, Niño León. Le pregunté a Fernando por un partido especial en su vida. “Hubo varios, pero tengo que confesar que nunca he disfrutado -en el más amplio sentido de la palabra- en un partido. La responsabilidad siempre ha estado presente. Solo cuando el árbitro pitaba el final me relajaba. No cabe duda que saltar a un terreno de juego con treinta mil o más espectadores, es algo impresionante, pero la responsabilidad del portero es máxima. Un mal día hunde una temporada”. O un título. Recordamos la desafortunada intervención del guardameta Karius, del Liverpool, en la final de Champions de hace unas semanas.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Y para cerrar tan extraordinaria muestra gastronómica, Irene nos sorprendió con una variedad de postres que aceptamos probar. Tartar de chocolate con crema de queso, piña natural con un aderezo original y sustancioso; helado de chocolate negro ahumado y whisky –extraordinario- y helado de vainilla. Toda una gama de sabores que seguro deleitaran los paladares más exigentes. Mi felicitación para Jose Alberto, para Irene y todo el fabuloso equipo que les rodea. Para finalizar le pregunté a Fernando si había vuelto a jugar alguna vez. “Nunca. Cuando me retiré colgué las botas y hasta hoy. Juego al bádminton como deporte para mantenerme lo más en forma posible (risas)”. Y vaya si lo está. Doy fe de ello. Hasta la próxima maestro.

LOS VINOS

Blanco: Marieta

Si no conocen este vino les animo a degustarlo. Un albariño de las bodegas Martin Codax, fresco, con claros sabores a frutos. Un vino que vino para quedarse. Lo disfrutamos a lo largo de la comida maridando con diversos tipos de platos. Exquisito.

Tinto: Niño Leon

Este vino de la D.O.Sierras de Málaga y recomendado por Bodegas Lara, es un vino aterciopelado pero con carácter. De los que gusta tomar con reposo, sin prisas. Muy recomendable.

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