El Cable, un debate muy recurrido
Técnicos de la Demarcación de Costas evalúan la estructura y plantean la necesidad de actuar sobre ella
Rondaba el año 1800 cuando la industria minera puso sus ojos en la Costa del Sol, y más concretamente en la sierra de Marbella y Ojén, en el Peñoncillo. Su riqueza de minerales, entre otros magnetita, la hicieron muy atractiva para empresas inglesas, francesas y también españolas. De hecho, los primeros altos hornos civiles de todo el país eran marbellíes e incluso llegó un momento en el que el 70% del hierro colado nacional procedía de Marbella y de la capital malagueña.
Aparejadas a toda esta trayectoria fueron apareciendo en la ciudad diferentes estructuras industriales necesarias para el desarrollo de la actividad extractiva. Si en una primera etapa el mineral se bajaba en burros hasta río Verde para proceder a su traslado, en una segunda se creó una línea de ferrocarril paralela a la actual carretera de Ojén y en la tercera y última, a mediados del siglo XX, se construyó un cable aéreo que permitía descargar directamente en el mar lo que resultaba tremendamente útil para trasladar el mineral en barco.
De todas estas estructuras no se conserva nada, o mejor dicho, casi nada en la ciudad. Según Antonio Rodríguez Feijoo, miembro de la asociación de defensa del patrimonio conocida como Cilniana, hoy en día solo se mantiene en pie parte de la ferrería de la Concepción y la estructura metálica que se puede observar en mitad del mar en la playa de El Cable y que está siendo objeto de tanta controversia política.
La ferrería, también conocida como de los Heredia o de Arriba, es uno de los 49 vienes patrimoniales de estas características que existe en todo el país cuya protección está decretada, sin embargo, lo que queda de ella, se encuentra en una finca privada, por lo que poco pueden hacer las administraciones públicas por ella.
Lo que sí está en zona pública es lo que queda del cargadero de finales del siglo XX. Esta estructura metálica, conocida como El Cable, ha terminado por dar nombre a la playa frente a la cual se levanta y se ha convertido en un símbolo del paisaje marbellí además de en protagonista de la actualidad informativa de los últimos días. En principio parece que todos los partidos políticos están de acuerdo en que hay que proteger la estructura, a pesar de lo cual las ruedas de prensa de unos y otros se han sucedido en lo que parece haberse convertido una carrera de fondo para erigirse como el máximo defensor del patrimonio industrial de la ciudad.
La semana pasada técnicos de la Demarcación de Costas visitaron la ciudad para evaluar la estructura y, al parecer, plantearon la necesidad de actuar sobre parte de la torre. Desde la oposición pusieron el grito en el cielo. IU lleva meses solicitando la puesta en valor de lo que queda de El Cable y la creación de un centro de interpretación de lo que fue la industria minera en la ciudad.
El PSOE, mientras tanto, tiraba de parlamentarios andaluces para anunciar que solicitarán que se incluya esta estructura en el catálogo general del patrimonio histórico de la región al tiempo que exigían al gobierno local que la protegiera.
Finalmente, desde el gobierno, del PP, han insistido, con visita incluida de la alcaldesa a la playa acompañada de antiguos trabajadores de la mina, en que esta misma semana solicitarán al ministerio de Medio Ambiente que estudie esta estructura y la restaure para posteriormente ceder su titularidad al Ayuntamiento para su explotación y conservación. Entre tanta foto política desde Cilniana lo tienen claro. La torre del cable tiene un nivel de protección dos en el actual PGOU por lo que "los responsables públicos tienen la obligación de protegerla, no se puede demoler, así que debe contemplarse presupuestariamente su restauración". El Cable promete seguir dando de qué hablar aunque aún sean muchos los que no sepan los siglos de historia que esconde ese amasijo de hierros en medio del mar.
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