Cuatro años después de perder su último puente de acceso, la Cueva del Gato cuenta ya con nueva pasafela peatonal para salvar el cauce del río Guadiaro y poder acceder andado a este paraje natural, uno de los rincones del interior que más visitas recibe, en especial, durante el verano.

En estos momentos el Ayuntamiento de Benaoján se encuentra realizando trabajos en embellecimiento tras finalizar la instalación de la infraestructura metálica y la colocación del suelo de madera por parte de la empresa que realizó las obras. Una instalación que tuvo un coste de 87.000 euros y que han sido sufragados íntegramente por la Diputación de Málaga.

La alcaldesa de Benaoján, Soraya García, mostró su satisfacción por la culminación de estos trabajos que, pese al retraso que han sufrido, harán que uno de los grandes reclamos del municipio se encuentre en perfecto estado de cara a la llegada de la primavera y el inicio de la época de mayor afluencia.

La alcaldesa benaojana también advirtió que pese a la nueva plataforma dota de seguridad el cruce del río Guadiaro, el punto de mayor riesgo del camino, se trata de un camino que pasa por zonas inundables, por lo que pide a los visitantes que tengan este aspecto en consideración y siempre miren la previsión meteorológica antes de acceder al mismo en estas fechas.

En cuanto al propio puente, ha sido situado varios metros más alto que el anterior, una infraestructura que supuestamente había sido diseñada para evitar las crecidas del río Guadiaro, pero que en el primer episodio de lluvias torrenciales al que tuvo que enfrentarse su derribado por el agua en 2018.

Además, también se están culminado los trabajos para regularizar las zonas de aparcamiento próximas a este espacio natural, que pasarán a contar con un sistema de barreras para acceder al aparcamiento regulado que se situará en el inicio del camino que conduce hasta la zona de baño de la Cueva del Gato.

De este modo ya solo queda pendiente de reconstruir el puente que el agua también derribó junto a la Estación de Benaoján y que permitía a los vecinos poder cruzar al otro lado del río y así poder acceder también al camino que une este municipio con Jimera de Líbar, un sendero que discurre junto al cauce del río y que tiene mucha demanda entre los aficionados de la naturaleza.