Endesa ha finalizado la construcción de una nueva subestación en la provincia de Málaga en la que ha invertido cerca de 10 millones de euros. La infraestructura, que cuenta con la última tecnología y está parcialmente en servicio, se encuentra ubicada en la localidad malagueña de Benahavís, en la Costa del Sol occidental.

La nueva subestación de Benahavís cuenta con un transformador de 220 a 66 kilovoltios con una potencia de 125 megavoltioamperio y su construcción se ha llevado a cabo durante el periodo de crisis sanitaria, por lo que han primado aún más los estándares de seguridad. Esta nueva subestación supone un apoyo fundamental para una zona que destaca por su elevada actividad económica fundamentalmente proveniente del sector servicios.

La nueva instalación cuya conexión total se está ultimando, servirá también para poner en servicio dos líneas de alta tensión de 66 kilovoltios que enlazarán con las infraestructuras de la Costa del Sol beneficiando a unos 250.000 clientes.

A esta inversión se unen los 2 millones de euros que Endesa ha destinado recientemente a la renovación de dos subestaciones en la provincia de Málaga, con el objetivo de mejorar la calidad de suministro en la zona costera de Marbella y en los pueblos de interior del entorno de Humilladero.

En concreto las mejoras llevadas a cabo en la subestación Marbella beneficiarán a unos 45.000 clientes de los municipios de Marbella, Ojén y Monda, mientras que la inversión realizada en la subestación Humilladero, redundará en la calidad de suministro de 27.000 clientes de los municipios de Humilladero, Fuente de Piedra, Campillos, Sierra de Yeguas, Teba y Almargen.

A estas inversiones que inciden en la calidad de suministro en estas zonas, se unen las que Endesa ha destinado a acciones de mejora en los entornos por los que discurren las líneas de Media y Alta Tensión que la Compañía gestiona en Málaga.

En total Endesa ha destinado 2,2 millones de euros en la provincia de Málaga a trabajos de tala y poda selectiva de vegetación para asegurar mantener la distancia reglamentaria entre los conductores de electricidad y las masas arboladas, así como la apertura de corredores de seguridad por debajo de las redes, lo que permite evitar incidencias en el suministro eléctrico y minimizar el riesgo de incendio.