Cinco príncipes de la familia real saudí con sus esposas y multitudinarios séquitos se encuentran en Marbella desde esta semana, según han confirmado a este diario fuentes cercanas a la comitiva saudita. El pasado miércoles llegó a su palacio el Príncipe Salman Bin Abdulaziz Al-Saud de Arabia Saudí, gobernador de Riad, hermano del fallecido rey Fahd e hijastro del actual rey Abdullah.

Con ellos también arriban a la ciudad costasoleña la fastuosidad, los petrodólares y las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo más que bien remunerado para la población marbellí. Como ocurre en cada visita de los príncipes o reyes sauditas a la provincia.

Está previsto que durante toda la semana sigan llegando a palacio de forma escalonada más visitantes de este país cuya idea es pasar unos días de asueto antes de la Conferencia Interreligiosa organizada por España y Arabia Saudí a partir del próximo 16 de julio en Madrid. Con este motivo, los saudíes instalados en la Costa del Sol esperan que la presencia de integrantes de la Casa Real (con más de 4.000 príncipes y princesas) sea más numerosa que de costumbre. Junto a ellos viajan sus cocineros, criadas, escoltas, niñeras... Sólo el príncipe Salman arrastra un séquito de un centenar de personas.

La Conferencia Interreligiosa estará encabezada por el Rey de España Don Juan Carlos y el saudita Abdullah, que llegará a la capital de España procedente de Marruecos. Se trata de la primera gran reunión internacional entre cristianos, judíos y musulmanes destinada a abrir un diálogo entre las tres religiones monoteístas y a promover la paz.

Aún no ha trascendido si el Rey Abdullah recalará en Marbella, en la que sería su primera visita a la localidad. La comunidad islámica en la capital espera esta visita que también podría suponer la inauguración oficial de la mezquita de la calle Ingeniero de la Torre Acosta, financiada con capital saudí.

Aunque la presencia del príncipe Salman aún no se ha hecho oficial, numerosos marbellíes ya se han pasado por las dependencias palaciegas para ofrecerse como parte del servicio, que suele recibir propinas y salarios más que generosos.

Los comerciantes marbellíes ya han empezado a hacer números. En tiempos del rey Fahd calculaban que los saudíes gastaban cada día en Marbella unos cinco millones de euros en la compra de piezas de alta joyería, relojes, alquiler de vehículos de alta gama o colecciones completas de los diseñadores más elitistas.

De ahí que muchos comercios y alguna gran superficie no duden a la hora de cerrar sus puertas y ofrecerles a tan generosos compradores una atención personalizada.