Provincia

Llega el badén inteligente

  • El invento de un malagueño se convierte en realidad tras cinco años de investigación y desarrollo

El badén inteligente de velocidad (BIV), que hace unos años solo era una idea en la cabeza José Antonio Aguilera, es hoy una realidad que ya cuenta con su primera unidad en funcionamiento. Eso sí, para llegar a este punto han pasado cinco años de investigaciones en las que han participado empresas españolas e internacionales para lograr convertir la idea original en un producto que cumpla con los estándares necesarios para su entrada en funcionamiento.

Este recorrido ha conllevado la investigación sobre el líquido no newtoniano, cuyo desarrollo óptimo se logró hace cinco años, sino también los materiales de recubrimiento y protección del sistema para que pueda soportar los golpes, los cambios de temperatura y los rayos del sol.

La instalación de la primera de las unidades de uso exterior supone una acción pionera en medidas de seguridad vial en España, al ser el primer elemento de este tipo en el país.

Ha sido el Ayuntamiento de Boadilla del Monte el primer municipio en confiar en la firma malagueña para tratar de solucionar problemas de congestión del tráfico. En concreto, el BIV consiste en un sistema situado sobre el suelo que es capaz de premiar a los conductores que respetan los límites de velocidad, para los que supone un elemento casi imperceptible en la calzada, y es capaz de castigar a aquellos que no respeten los límites establecidos, convirtiéndose para esos vehículos en un badén normal, al igual que aquellos que solemos encontrar en calles y carreteras.

El secreto del BIV reside en el líquido no newtoniano que contiene en su interior, que esta empresa ha sido capaz de desarrollar hasta el punto de poder configurarlo para que actúe a diferentes velocidades. En este caso concreto, este líquido se mantendrá fluido para velocidades inferiores a 30 kilómetros por hora, mientras se convertirá en sólido cuando se sobrepase esa velocidad y la fuerza del vehículo sea mayor.

Además, la construcción del sistema está realizada a base de materiales no tóxicos ni contaminantes, por lo que también se convierte en un elemento respetuoso con el medio ambiente. En este sentido, también se destaca la reducción de la emisión de CO2 al evitarse sus frenadas bruscas, al tiempo que se reduce la contaminación acústica al disminuir el ruido de frenada previo a un badén actual.

De igual modo, del BIV se destaca su capacidad para reducir los daños sobre los vehículos, al conseguir que las piezas mecánicas no sufran ningún impacto brusco. Un beneficio que también repercutirá sobre los ocupantes de los propios vehículos, según defiende la empresa creadora del diseño.

El badén inteligente ha iniciado su andadura en España, aunque la idea se encuentra patentada para más de 40 países.

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