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Las copas vuelven a brindar en la Plaza Chinorros de Fuengirola

Vista general de una terraza en la Plaza Chinorros de Fuengirola

Vista general de una terraza en la Plaza Chinorros de Fuengirola / M. J. S. (Fuengirola)

Las copas han vuelto a brindar este lunes en la Plaza Chinorros de Fuengirola, donde los comensales han llenado las terrazas del céntrico espacio gastronómico, y a pesar de la limitación de aforos y de las distancias de seguridad permitidas, encontrar una mesa vacía ha sido complicado.

Así, las botellas han vuelto a descorcharse en el inicio de la desescalada en este punto de la localidad costasoleña, donde la parálisis de la actividad hostelera se antoja fortuita y la reactivación ha sido bien acogida por parte del público, con gente disfrutando en las calles del sol y las cañas de cerveza, deslizándose hasta una breve espera para ocupar las mesas.

Con la mitad de los negocios cerrados, la Plaza Chinorros de Fuengirola ha mostrado hoy su mejor cara y la mezcla de idiomas vuelve a copar la vía pública, aunque de manera contenida. A ello ha acompañado el habitual paseo de las mascotas, el devenir de los carritos de la compra y las colas en la farmacia de la avenida Condes de San Isidro, principal arteria de la ciudad, que ha presentado un devenir continuo de viandantes con gran parte de los comercios abiertos.

La vida ha retornado así al centro de la ciudad, con tiendas abiertas, escaparates mostrando las colecciones veraniegas e incluso extranjeros caminando hacia la playa. Un escenario muy distinto ha mostrado la margen izquierda de la calle España, también destinada a la industria restauradora, pero con vías desiertas y establecimientos cerrados.

La invasión de cartelería con menús de distintos países y la habitual estampa de filas de mesas y sillas y camareros dando la bienvenida e invitando a entrar han sido sustituidos por un silencio abrumador y un vacío absoluto en esta zona de la ciudad. “No hay gente todavía para abrir”, comenta Nadia Ould, propietaria del restaurante Europa, ubicado en segunda línea de playa.

Tengo miedo de sacar a la gente del ERTE y que luego no haya nadie porque ello nos ayuda”, valora la hostelera mientras pierde la vista a lo largo de la calle Moncayo, que parece un “desierto”. Dedicado este primer lunes de desescalada a la limpieza y desinfección del local a la espera de que se ambiente la zona, Ould lo tiene claro: “Si abren los vecinos, yo abro”, que espera que sea “lo más pronto posible”.

Unos pasos más adelante, los empleados de La Casita mexicana calibran con un metro metálico la fachada. “Estamos midiendo para cumplir con la normativa, relata Miranda, que hoy han dedicado la mañana a labores de “limpieza y desinfección y ver cuántas mesas caben con el 50%”.

El sol pega con cierto aplomo en el paseo marítimo, las olas apenas rezumban y pocas son las terrazas que se han animado a abrir en este primer día de la fase 1 de la desescalada para combatir la pandemia de coronavirus. Chiringuitos cerrados y bares de copas que no se animan a desconfinarse es la imagen que imprime durante la primera jornada el litoral de Fuengirola, con algunos grupos dispersos y una mañana “mala” con “poca gente”, relata la vendedora italiana de la cafetería La Panera.

Algunas familias de cabellos claros pasean por la zona contemplando el mar, otros lo hacen en sus patinetes eléctricos, y otros simplemente se observan a sí mismos sin camiseta en lo alto del puerto deportivo en su confinamiento psicológico.

 

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