Entrevista | Rafael Yus. Presidente Gena-Ecologistas en Acción

“Hay que apostar por un turismo auténtico y dejar de hacer apartamentos”

  • Turismo, mercantilización y desnaturalización del Turismo de la Axarquía es el libro que ha coordinado Yus, biólogo y docente, sobre esta comarca malagueña

Rafael Yus posa para esta entrevista con su libro junto a las dunas de El Morche.

Rafael Yus posa para esta entrevista con su libro junto a las dunas de El Morche. / Mayte Cortés (Vélez Málaga)

El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción) ha presentado esta semana los resultados de un detallado estudio sobre la problemática social, económica y ambiental del litoral de la Axarquía. Se trata de un volumen de 612 páginas, profusamente ilustrado a todo color, elaborado a lo largo de los dos últimos años, coincidiendo con su participación en el proyecto de la Federación Andaluza de Ecologistas en Acción sobre el diagnóstico del Litoral de Andalucía, siendo este libro una versión muy ampliada de su contribución a dicho estudio, cuyos resultados en cinco paneles de 110 por 60 centímetros, se exponen simultáneamente en la sala de exposiciones del Museo de Nerja durante esta semana. El libro está escrito por Rafael Yus, Matías Mérida, Francisco Capilla, José Luis Gámez y Miguel A. Torres.

–¿Esta semana ha presentado un nuevo diagnóstico del litoral de la Axarquía, ¿cuáles es la principal problemática observada?

–Los problemas detectados en el litoral de la Axarquía, a partir del boom turístico de mediados del siglo pasado, son prácticamente los mismos que se han observado en otras provincias andaluzas y diríamos que todo el arco mediterráneo. Precisamente, coincidiendo con la presentación de este libro, el Museo de Nerja nos ha permitido hacer una exposición de un estudio general del estado ambiental del litoral de Andalucía, estudio financiado por la Junta de Andalucía. Básicamente, los problemas se generan por la concentración de toda la actividad económica en un espacio tan frágil como el litoral (fenómeno de litoralización), que conlleva el despoblamiento de los municipios del interior y el hiperdesarrollo del litoral. Esta litoralización va de la mano del negocio inmobiliario, que oscurece el auténtico negocio turístico, protagonizado únicamente por unos pocos hoteles.

–¿Qué consecuencias ha tenido?

–La masificación turística y la pérdida de valores naturales (geológicos y biológicos), paisajísticos y patrimoniales, haciendo que parajes como playas y acantilados queden fuertemente artificializados, es decir, desnaturalizados, algo que se podría haber evitado.

–¿Hay alguna diferencia con las que se pueden encontrar en otras zonas del litoral malagueño o andaluz?

–Todos los destinos turísticos del arco mediterráneo, y parte del atlántico, han reproducido los mismos problemas, en gran parte por el exceso de oferta inmobiliaria. La singularidad de la Axarquía, si la comparamos con la Costa del Sol Occidental, es que aquí se ha apostado más por el residencialismo, de ahí que predominen los inmigrantes climáticos y los veraneantes, de escaso gasto de bolsillo, mientras que en la Costa del Sol Occidental hay una poderosa oferta hotelera, que tiene la virtud de generar más riqueza y empleo, en muchos casos sin altos costes ambientales.

–¿Qué conlleva la turistificación?

–Este término se viene utilizando en destinos turísticos masificados, en los que la población autóctona o residente se siente agobiada por tantos visitantes, dando la sensación de que ellos forman parte de un decorado, con graves problemas de movilidad, de acceso a servicios públicos como el metro, el autobús, los restaurantes, etc. En definitiva, han ido perdiendo sus señas de identidad o bien éstas se han convertido en recursos turísticos. En la Axarquía hay lugares altamente masificados en verano, como Rincón de la Victoria, Torre del Mar y Nerja, que está empezando a molestar a los residentes, como demuestran diversas encuestas, lo cual supone incumplir uno de los requisitos de la Carta Internacional del Turismo Sostenible, y a la postre provoca desagrado a los propios turistas, que no repiten ni recomiendan a nadie estos destinos.

–Asociaciones de hosteleros, restauradores y políticos defienden este modelo como motor económico y generador de empleo.

–Nadie duda, tampoco los ecologistas, que el turismo litoral es generador de riqueza y empleo. Es un hecho evidente que se constata año tras año. La cuestión está en la palabra “sostenibilidad”, que nos advierte que podemos morir de éxito, por un exceso de oferta que lleva a una masificación o por una monopolización de la misma centrada exclusivamente en pegar ladrillos. El turismo necesita consumir, de lo contrario no proporciona riqueza y es consumo debe ser atractivo, variado, sea de diversión o de cultura. Tenemos un patrimonio histórico-artístico y arqueológico que no estamos explotando como un servicio más. En la Axarquía sobran ladrillos y faltan auténticos productos turísticos, más allá del restaurante, la Cueva de Nerja y los geranios de Frigiliana. Hace falta apostar por el turismo auténtico y parar de construir apartamentos.

–¿Hay alguna forma de que sean compatibles ambos modelos?

–Naturalmente que sí, y no me refiero únicamente a lo que se conoce como “turismo ecológico”, simplemente debe seguir las normas de la Carta Internacional del Turismo Sostenible, apostar más por la “calidad” que por la “cantidad”, y diversificar la economía, pues no todo el mundo debe depender del turismo para ganarse la vida, hay muchas otras actividad económicas que ni se plantea emprenderlas. Aquí se va a lo seguro, al pelotazo, al rendimiento rápido y esto, si antes lo hacía el negocio inmobiliario, esta fiesta se acabó en el 2008. Por ponerte un ejemplo, ¿no se podría gestionar mejor las playas, evitando tanta actividad mercantil, y emprender una regeneración de dunas y devolviendo a este paraje su aspecto natural?

–¿A partir de cuándo se ha evidenciado este mercantilización del litoral?

–La mercantilización empezó en el minuto cero del boom turístico, cuando irrumpieron los primeros chiringuitos, sombrillas e hidropedales. Pero yo me quedaría con esa imagen y no llegaría descalificarla, pues era relativamente discreta. Ahora vas, por ejemplo, a la playa de Torre del Mar, y te encuentras que se ha gestionado de una manera barroca, es decir, aplicando el famoso horror vacui, abarrotando de casetas e instalaciones muebles en cada metro cuadrado, metiendo en ese frágil espacio instalaciones que corresponden a la ciudad donde no se ha gestionado los espacios verdes. No hablamos sólo de chiringuitos, que son muy numerosos, incumpliendo las dimensiones y las distancias entre ellos, sino a toda una colección de elementos como: sombrillas, tumbonas, camas, casetas de socorro, de protección civil, de deportes de vela, de aseos, quioscos, duchas, papeleras, jardines urbanos, bibliotecas, gimnasios, canchas para deportes diversos, varaderos y, para colmo, poniendo unos pasadizos de hormigón encima de la arena, no sólo para acceder desde el paseo marítimo a la playa, sino también para acceder a una ducha, a un aseo, a una papelera, por poner algún ejemplo ¿cómo va a sentir el bañista que está en un paraje natural y no en un balneario de una urbanización?

–¿A qué riesgos nos enfrentamos?

–Desde el punto de vista económico nos arriesgamos a estabilizar una población de veraneantes, de gente que pasa el mes de vacaciones en un piso en propiedad, que no gastan más que cualquier otro residente, llevando a la ruina una parte importante de los negocios vinculados al turismo. Además están los riesgos naturales, como las inundaciones y erosión por los temporales, que se recrudecerán pronto al elevarse el nivel del mar por el cambio climático. Esto es una seria amenaza para esa “joya de la corona” que suponen nuestras playas y con ello su mercantilización.

–¿Ha dejado de ser la Axarquía la reserva del litoral malagueño?

–La Axarquía es esa Costa del Sol “pobre” de Málaga y esto es producto de la desafortunada apuesta que se hizo aquí por el alojamiento en propiedad, los apartamentos y con ello el turismo de residentes con los problemas económicos indicados anteriormente. La salida está en hacer una apuesta por la calidad, por el alojamiento hotelero, que siempre da más empleo y atrae a un turista de mayor gasto de bolsillo. Pero al mismo tiempo es necesario descongestionar el litoral de actividades mercantiles, regenerar las dunas de las playas, devolviéndole su aspecto natural, y una gestión integrada, que tenga en cuenta todos los elementos que confluyen en la calidad de la oferta. En nuestro libro damos una lista muy larga de valores geológicos, biológicos, ecológicos, paisajísticos y patrimoniales, del litoral de la Axarquía que, bien gestionados, pueden pasar a ser recursos turísticos inigualables.

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