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El asilo de las Hermanitas de los Pobres, con severas dificultades

El Asilo de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres de Ronda atraviesa uno de los momentos más difíciles de sus 140 años de historia. Con 76 usuarios a su cargo, las cuentas de la residencia se han visto gravemente perjudicadas en los últimos años por la crisis económica y la disminución de la vocación. "Las religiosas vamos envejeciendo y cada vez nos hace falta contratar más personal", explica la Madre Superiora del centro, Sor Isabel.

Sin embargo, la principal preocupación en esta época es costear cada mes la calefacción de las instalaciones, cuyo coste puede rondar los 8.000 o 9.000 euros mensuales, llegando incluso a los 10.000 en los meses más fríos. "Ronda es un lugar maravilloso para vivir, pero los inviernos son muy duros", añade la religiosa.

Actualmente, el asilo cuenta con 35 trabajadores, una decena de voluntarios que acuden a diario y 11 hermanas, cuando hace 15 años su número llegaba a los 18. Esto hace que el presupuesto destinado a nóminas y Seguridad Social se haya disparado hasta tener dificultades para afrontar estos gastos.

El asilo no cuenta con una renta fija por parte de la Iglesia, y se sufraga en su mayor parte por medio del 85% de las pensiones de los residentes que suelen ser muy bajas, y en muchos casos incluso pensiones no contributivas. A ello se suman las aportaciones de ciudadanos, fijas o puntuales, aunque esta cantidad también ha disminuido en los últimos años.

Cada día dos de las monjas del centro salen a pedir limosna a los rondeños, una tarea que reconocen que no resulta fácil. "Mucha gente te pide perdón por no poder colaborar y te cuenta su situación, que muchas veces es realmente difícil", afirma una hermana. Otro obstáculo es el desconocimiento de mucha gente en torno a esta institución. "Muchos no nos conocen o no nos valoran, y eso nos apena", lamenta la Madre Superiora.

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