Un embarazo de muchos kilómetros
La atleta María Luisa Baena se ha sometido a un estudio pionero que mide el efecto del deporte durante la gestación Completó el Camino de Santiago y una media maratón
A su equipamiento habitual de running, formado por zapatillas, camiseta técnica, mallas y cronómetro, la atleta María Luisa Baena incorporó durante casi nueve meses un elemento más: un feto en su interior. Porque así, embarazada de su segundo hijo, continuó entrenando hasta pocos días antes de dar a luz, con un doble objetivo: seguir disfrutando del deporte, su gran pasión, y de paso demostrar que la mujer puede seguir haciendo ejercicio durante la gestación sin peligro para ella ni para el bebé.
Para ello, esta deportista natural de Barcelona y rondeña de adopción, contactó con un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, encabezado por Ángel Gutiérrez Sainz, profesor del departamento de Fisiología, que se encargó de medir su evolución física y velar por el bienestar de madre e hijo. El resultado es un estudio pionero en todo el mundo que ya ha despertado el interés de numerosas publicaciones especializadas, y una experiencia que la propia atleta está plasmando también en un libro que espera tener listo en los próximos meses. "Los propios médicos te dicen cuando te quedas embarazada que no hagas esfuerzo, que no cojas peso o que solo se recomienda andar o hacer pilates, pero sin que haya ningún estudio a fondo al respecto", explica la atleta, que llegó a ser campeona de Andalucía en 400 metros lisos antes de dedicarse a la enseñanza.
Sin embargo, empeñada en llevar la contraria a los médicos, se propuso alargar su actividad física todo lo posible, hasta el punto de completar el Camino de Santiago, correr una media maratón y seguir entrenando hasta pocas semanas antes de dar a luz.
La exigencia de los entrenamientos, eso sí, se redujo considerablemente, ya que su afán no era ni mucho menos competitivo. "El objetivo era demostrar que la mujer atleta no tiene por qué dejar de correr y de disfrutar de lo que más le gusta", asegura. Además, cree que el hecho de cesar los entrenamientos puede producir incluso más perjuicios que beneficios, especialmente desde el punto de vista mental: "Es muy duro tener que parar cuando estás acostumbrada a entrenar cinco días a la semana".
Tampoco fue fácil enfrentarse a la opinión de los demás, ya que no han sido pocos los que durante esos nueve meses le reprocharon su actitud, al considerar que ponía en peligro al bebé. En este sentido, recuerda que recibió mensajes "de todo tipo", desde los que la animaban hasta los que la tachaban de imprudente: "Algunos se llevaban las manos a la cabeza al verme en el gimnasio levantando pesas".
Pese a los buenos resultados cosechados durante el estudio, tanto María Luisa como los investigadores que la han acompañado resaltan que se trata solo de un experimento piloto, realizado con un solo sujeto, y que además gozaba de una gran forma física antes de quedarse embarazada, por lo que las conclusiones no pueden generalizarse. Tampoco todos los embarazos son iguales, por lo que la atleta aconseja que cada mujer se adapte a sus circunstancias y lleve siempre un control médico. "Si un día sientes nauseas o estás más cansada de lo normal, pues ese día no entrenas y no pasa nada", añade.
¿Y qué hay del niño? "Nació más grande y con más peso que su hermano, y sin sufrir muchos de los problemas más comunes durante los primeros meses de vida", afirma María Luisa. No obstante, aunque son muchos los factores que influyen en un embarazo, está convencida de que sus entrenamientos contribuyeron en parte a esta buena salud. Lo que sí parece seguro es que, si el pequeño decide ser atleta, nadie se sorprenderá.
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