La historia de Ronda se talla en madera
José Manuel Badillo lleva 50 años rodeado de virutas, tablones y listones La plaza de toros o el Puente Nuevo son algunas de las piezas que cuelgan en su taller
Entrar en el taller de José Manuel Badillo es hacerlo en una guía turística de Ronda fabricada en madera. Las manos de este artesano, de los únicos tallistas y ebanistas que quedan en la ciudad, han labrado, golpe a golpe, buena parte del conjunto histórico de la ciudad, desde todas las iglesias hasta la plaza de toros o el inevitable Puente Nuevo. De sus 58 años de edad, explica que ha pasado 50 rodeado de virutas, tablones y listones, ya que desde pequeño, cuando llegaban las vacaciones, ayudaba a su padre, que se dedicaba también al arte de dar forma a la madera. Sin embargo, fue aproximadamente al cumplir la mayoría de edad cuando fue convirtiendo su afición en un oficio que ha mantenido hasta hoy.
Ahora lamenta que los artesanos como él estén envejeciendo sin que las nuevas generaciones les reemplacen, y ello pese a que reconoce que se sentiría encantado de enseñarles de forma totalmente gratuita. "No lo hago porque los aprendices tienen que estar asegurados, ya que si se hacen un corte me meto en un lío", comenta. Por eso, cree que sería buena idea que alguna administración subvencionara cursos de este tipo, para poder impartirlos con garantías.
De hecho, son muchos tanto los jóvenes como los jubilados que se acercan hasta su taller interesados en aprender este trabajo, ya sea como posible ocupación profesional o como pasatiempo, un interés al que contribuyen los escasos medios que son necesarios para iniciarse: "Solo hacen falta varias gubias, un banco y una cocherita o cualquier rincón, porque madera la encuentras en cualquier sitio".
Y es que Badillo no cree que haga falta ninguna pericia especial para aprender a tallar la madera. Solo tener unas nociones de dibujo y, eso sí, mucha paciencia. "Si soy capaz de hacerlo yo, lo puede hacer cualquiera", dice modestamente, aunque lo cierto es que sus piezas pueden considerarse auténticas obras de arte. Y no solo son reproducciones de monumentos rondeños. También pueden encontrarse todo tipo de escudos, como de familias, de equipos de fútbol, de la Guardia Civil o de la Legión; guiños al pasado bandolero de la ciudad en forma de trabucos, joyeros, muebles en miniatura y un largo etcétera.
Una de las últimas que José Manuel Badillo ha realizado es una reproducción del Guernica de Picasso, probablemente una de las pocas copias en madera existentes en el mundo. "Se han hecho pinturas, dibujos, cerámicas y otras técnicas, pero yo no conozco ninguna talla", asegura. La mayor dificultad ha sido darle a cada personaje la misma expresión que le dio el genio malagueño: "Si a un edificio le pones unos cuantos ladrillos de más o de menos nadie se da cuenta, pero aquí cualquiera que sepa de arte vería en seguida que algo falla".
Aunque le resulta difícil decir cuántas horas le ha dedicado, dice haber invertido, alternando con otros trabajos, alrededor de un mes. Y para no olvidarse de todo ese esfuerzo, guarda todas las virutas que salieron de su gubia en una caja. "Cada viruta suponen cuatro o cinco golpes, así que imagínate cuántos golpes hacen falta", dice mientras introduce la mano en la caja y la saca llena de restos de madera.
Pese a que desempeña su trabajo con pasión, reconoce que "no está pagado", dada la cantidad de trabajo que supone, y es consciente de que con la crisis no puede permitirse vender sus obras al precio que realmente valdrían . "Si una pieza la tienes a 400 euros y alguien te da 200, tienes que aceptar, porque al fin y al cabo siempre puedes hacer otra", dice con resignación.
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