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Un instituto de Vélez da 'utilidad' a las expulsiones de sus alumnos

  • El proyecto que desarrolla el IES Salvador Rueda junto a la Asociación Afadax se denomina 'Soy útil'

Interior de la asociación Afadax donde realizan el voluntariado.

Interior de la asociación Afadax donde realizan el voluntariado. / mayte cORTÉS

Se sienten provechosos. Han aprendido a ser serviciales, pacientes, comprensivos. Han recibido y dado cariño y han disfrutado de una experiencia enriquecedora, que en muchos casos, quieren continuar. Eso sí, a partir de ahora como voluntarios. Son media docena de alumnos del IES Salvador Rueda de Vélez - Málaga que de momento forman parte del proyecto "Soy útil". Una iniciativa que han puesto en marcha en este centro para hacer virtud de las expulsiones de los alumnos. En ella han encontrado de su mano a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de la Axarquía (Afadax) que se ha brindado a colaborar con ellos. La medida nace con un doble objetivo, por un lado que "el castigo" redunde en beneficio para el alumno, y por otro, que se sientan interesados por la práctica del voluntariado.

"Denominamos el proyecto Soy últil porque es como queremos que se sientan. Y estamos viendo que así está siendo. No tiene mucho sentido expulsarlos a su casa una semana porque cuando vuelven están todavía más desenganchados del ritmo escolar. Allí se ponen a ver la tele o a jugar y con Afadax están aprendiendo otros valores y sienten que su trabajo tiene sentido junto a otras personas que los necesitan", explicó José Gallardo, director del IES Salvador Rueda quien también resaltó "la apuesta que el centro realiza por la convivencia".

Los jóvenes participan de las actividades y talleres que Afadax ofrece a sus usuarios

"Este proyecto nace de la experiencia realizada con bastante éxito en el IES Las Flores de Málaga durante el curso pasado. Nos gustó. Nuestra idea es favorecer un clima de convivencia óptimo, educar en valores e impulsar la cooperación e intervención de todos los agentes dela comunidad educativa", añadió el docente.

En esta experiencia han participado de momento media docena de jóvenes que en diferentes periodos han sido expulsados del instituto por diferentes causas. No todos pueden acudir a Afadax para colaborar con los trabajadores y usuarios. Desde el centro educativo se estudia el perfil de cada alumno y se pone en conocimientos de los padres por si aceptan entrar en el programa. Los estudiantes también deben incorporarse de forma voluntaria.

"Desde hace dos años contactamos con asociaciones para colaborar con ellas, y en concreto empezamos con Afadax, y está dando resultados muy positivos. Los alumnos van llí conocen la realidad que viven algunas personas mayores y vienen muy cambiados. Toman conciencia, analizan y aprenden esas situaciones sociales, desarrollan habilidades profesionales y ganan en autoestima, autonomía personal, compromiso y responsabilidad", destacó Gallardo quien apuntó que posteriormente cuentan su experiencia al resto de compañeros.

Normalmente las expulsiones son de cinco días, así que los jóvenes acuden al centro de Afadax entre las diez y la una de la tarde para trabajar con los profesionales del centro. "Suelen llegar con mucha timidez, pero al segundo días se van abriendo y participan encantados con la dinámica de los mayores", indicó Lucía Bueno, trabajadora social de Afadax. "Pasan por todas las actividades y servicios que tenemos. Desde los talleres de memoria a los de ejercicio físico pasando por el apoyo que prestan a los fisoterapeutas. Se divierten muchísimo cuando juegan al bingo y son ellos quienes cantan las bolas o ayudan a nuestros usuarios con la wiiterapia", comentó.

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