Los 15 municipios del Valle del Genal han solicitado al Ministerio de Medio Ambiente la suelta del Torymus sinensis, al considerar que se trata de la única forma de luchar contra la plaga de la avispilla del castaño. De momento, los responsables del Ministerio han ofrecido una respuesta negativa a la petición realizada la pasada semana por diferentes representantes de organizaciones agrarias, que se desplazaron a Madrid para abordar este asunto.

Ante este posicionamiento del Gobierno central, los diferentes municipios de la zona van a llevar a sus plenos mociones de apoyo al sector de la castaña, en la que se reiterará el requerimiento de comenzar de manera inminente la lucha biológica contra esta plaga. Los responsables municipales consideran que es prioritaria la conservación de las 3.900 hectáreas de bosques de castaños que hay, un "incalculable valor medioambiental, paisajístico y también económico".

En este sentido, se considera que el mantenimiento de los castañares en buen estado de salud "es imprescindible para el desarrollo socioeconómico de la zona, ya que este sector es un pilar fundamental del valle". Además, supone un método de arraigo en los municipios que evita el despoblamiento de los municipios, al tiempo que supone un movimiento económico que asciende a los 10 millones de euros anuales. "La tardanza en la suelta del Torymus sinensis únicamente podría empeorar la situación, prolongando durante más tiempo los efectos de la plaga sobre los castaños", indican los representantes de los municipios.

El pasado año, técnicos especializados colocaron diversas trampas en varios puntos del Valle del Genal con el objetivo de dilucidar si la avispilla ya se había propagado hasta esta zona, obteniendo como resultado la captura de tres individuos de esta especie invasora en un paraje de la localidad de Pujerra. Ya durante la pasada primavera pudo constatarse que la avispilla ha irrumpido con fuerza en el Valle del Genal, pues se detectaron distintos focos distantes entre sí, por lo que se procedió a la poda y posterior quema del material infectado, medida ampliamente insuficiente para conseguir controlar la plaga.