La víctima del tiroteo de Benalmádena recibió siete disparos en plena calle
Es la segunda agresión contra un irlandés que se produce en la Costa del Sol en cinco meses · Los vecinos que oyeron las descargas creyeron que eran "fuegos artificiales"
El hombre tiroteado el pasado sábado noche en plena calle de Benalmádena falleció tras recibir siete impactos de bala. Según el estudio radiológico al que fue sometido posteriormente en un centro hospitalario de la capital, recibió dos disparos en la cabeza, dos en la espalda, uno en el glúteo, otro en una pierna y el último en un brazo. Y pudieron ser más. Según los casquillos encontrados en la zona los presuntos autores del asesinato realizaron al menos 12 disparos.
Los presuntos autores huyeron en un Honda Civic, que después fue localizado en las proximidades del hotel, según fuentes policiales. En el coche se ha encontrado el cargador del arma y se están cotejando sus huellas y las del vehículo para la posible identificación de los culpables.
Los hechos sucedieron poco antes de las 23:30, cuando al lugar de los hechos, en una calle paralela a la Avenida del Sol y a una corta distancia del hotel-casino Torrequebrada, se realizaron múltiples disparos contra la víctima, un hombre de unos 30 años que se encontraba momentos antes en un establecimiento de ocio cercano. Los primeros indicios apuntan a que el fallecido era un ciudadano irlandés, aunque podría llevar documentación falsa, según fuentes policiales.
Un testigo alertó al servicio de emergencias e informó de que en un primer momento había oído un ruido, que achacó a unos petardos, aunque había un hombre en el suelo. Al lugar de los hechos se trasladaron un equipo sanitario del 061 y unidades de la Policía Local, Policía Nacional y una unidad científica. Pese a todo no se pudo hacer nada por salvar la vida del joven. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se han hecho cargo de la investigación.
La zona amaneció tranquila por la mañana, y los trabajadores de negocios cercanos al lugar del incidente todavía se mostraban consternados por el suceso: "Estaba todo lleno y, al oír el ruido, creímos que eran fuegos artificiales. Pero poco después se armó un gran revuelo con la llegada de la Policía y la ambulancia. La gente salió a ver lo que pasaba, pero al rato todo volvió a la normalidad. La Policía vino después a preguntarnos si habíamos visto algo, pero no pudimos ayudarles en nada", explicó una trabajadora de un establecimiento cercano.
Da la circunstancia de que se trata del segundo tiroteo contra la comunidad irlandesa en la Costa en menos de cinco meses. El pasado 21 de agosto un encapuchado irrumpió en un local de Marbella y efectuó varios disparos, hiriendo a tres hombres. La Policía barajó como causa un ajuste de cuentas por deudas previsiblemente originadas en el tráfico de drogas, aunque también apuntaron al contrabando de tabaco.
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