Despoblación

El zapatero del lujo que dejó Marbella por Genalgucil

  • Álvaro Gross solo trabaja por encargo y realiza productos a medida que oscilan entre 120 euros y 600 euros en la mayoría de los casos

Álvaro Gross en su taller de Genalguacil.

Álvaro Gross en su taller de Genalguacil. / Javier Flores (Genalguacil)

Álvaro Gross decidió dar un importante cambio a su vida y dejar la bulliciosa Marbella para instalarse en el tranquilo pueblo de Genalguacil. Es uno de esos artesanos y artistas que han elegido el llamado ‘Pueblo Museo’ para trasladar su taller y seguir creando entre callejuelas de origen morisco y rodeado de naturaleza.

Aunque lleva poco solo un año en la localidad, se encuentra integrado entre los vecinos y hace vida como uno más de sus lugareños. Por la mañana es fácil encontrarlo en alguno de los bares del municipio tomando café y charlando de algún tema de actualidad como cualquier otro. Tras el descanso toca volver al taller y continuar con el trabajo, que es su caso es crear zapatos a medida y hechos a mano, un lujo para una zona tan delicada como son los pies.

“Tengo mis clientes fijos y eso me permite poder vivir con tranquilidad, algunos incluso me encargan dos pares de zapatos al año, aunque es un producto que es para toda la vida”, explica Álvaro rodeado de un sinfín de herramientas y moldes de pies. Además, cuenta con algunas máquinas históricas que todavía mantiene en funcionamiento y que utiliza para realizar algunas reparaciones.

Además, también asegura que está teniendo un importante número de pedidos de personas que pasan por la localidad y conocen directamente su taller.

Eso sí, reconoce que no se trata de un producto barato, ya que en función del tipo de zapato, materiales y modelo puede oscilar entre los 120 euros y los 600 euros. “Son zapatos para siempre, insiste Álvaro, que asegura que permiten que con el paso del tiempo y si se produce algún tipo de problema por deformaciones en el pie se pueden adaptar y continuar utilizado”.

Y es que puede emplear una semana en elaborar uno de estos zapatos a los que se incorpora todo aquello que quiera el cliente. “Todo es al gusto del cliente”, señala Álvaro, que recuerda que hace unos años recibió un encargo de cuatro zapatos confeccionados absolutamente a mano y que incluían incluso un vídeo con el proceso de creación para demostrar que en el proceso no había intervenido ninguna máquina y solo se utilizaron piel, cuchillas, clavos e hilo. Eso sí, cada uno de ellos costaba 1.500 euros.

Unos precios que pueden parecer caros, pero que Álvaro asegura que en su caso se podrían considerar hasta baratos. “En grandes ciudades lo normal de este tipo de producto es que cueste entre 600 y 3.000 euros, y si hablamos de Londres pueden llegar a las 6.000 libras”, asegura.

Un proceso artesanal en el que incluso el cabo de cáñamo es preparado de forma manual con una bola de cera de abeja y resina de pino.

En cuanto a su decisión de instalarse en Genalguacil, se encuentra muy satisfecho y sostiene que “ahora tengo hasta más pedidos que cuando tenía un local en Marbella”. Una ciudad en la que pasó 15 años con una tienda en la plaza de los Naranjos y con su propio taller en casa.

De hecho, ya piensa en poder adquirir una vivienda en la localidad y fijar definitivamente su residencia en la misma de forma permanente. “Ya estoy empadronado aquí”, explica, al tiempo que se muestra muy satisfecho con su cambio. “Creo que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida”, afirma Álvaro.

Además, aunque su familia en un primer momento pensó que se trataba de un lugar un tanto apartado, ahora también son habituales del municipio. “Mi madre y mi hermano se han alquilado una casa aquí, antes pasaban días, pero ahora casi no se marchan”, asegura.

Además de con sus vecinos, también se encuentra ya integrado dentro del colectivo de creadores del municipio, señalando que “intercambiamos ideas y creo que después del verano hará algo conjunto con uno de ellos”.

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