LOS 50 IMPRESCINDIBLES DEL DISEÑADOR

Viaje a la nostalgia con Mariscal

  • El diseñador valenciano escoge cincuenta objetos cotidianos que le han hecho la vida más fácil y agradable. Cafeteras, cámaras, móviles, vasos, sillones, vaqueros, gafas de sol, motocicletas y vinilos intengran la muestra que se ha paseado por media España y ha recalado en Sevilla y Málaga

Javier Mariscal no recuerda cuando fue la primera vez que fumó un Gitanes. Pero lo hace a menudo. Para el diseñador esta marca de tabaco negro, algo así como el Ducados francés, forma parte de esos cincuenta objetos que ha reunido en la Bombay Sapphire Design Exhibition. En ella, el valenciano rinde tributo a artículos que forman parte de la vida cotidiana y que en su momento supusieron una revolución en el mundo de la moda, la decoración del hogar, la organización del trabajo, los medios de locomoción, la gastronomía, las tareas domésticas y, especialmente, en las relaciones sociales y en la música. “Es una selección muy personal, aunque en mi estudio todo lo hacemos en equipo. Son cosas que uso en mi vida diaria o he usado y que me han hecho la vida más fácil y agradable”.

Gitanes, por ejemplo, le ha hecho feliz al padre de Cobi, la mascota de Barcelona 92, en infinidad de pequeños momentos. “Me encanta la cajetilla, es absolutamente seductora, por su forma, por su manera de abrirse, por el logotipo... Es un objeto muy bello, incluso para los que no les gusta fumar”, describe Mariscal.

El creativo asegura que la muestra ha conectado con el público de todas las ciudades donde ha estado: Bilbao, Madrid, Salamanca, Málaga, Barcelona y por último Sevilla. No en vano, se trata de objetos de lenguaje sintético y muy expresivos que tienen mucho del estilo Mariscal, un inconfundible sello propio. ¿Hay algo más sinóptico y cotidiano que un boli Bic? Posiblemente en cada hogar se encuentre uno de estos bolígrafos. Entre los imprescindibles del diseñador no podía faltar la familia de los Bic, productos sencillos, baratos y prácticos: pequeños mecheros de piedra, las maquinillas de afeitar azules y los bolígrafos transparatentes.

Pero en esta selección hay objetos de un tamaño más considerable. Como la moto Vespa, que ha cedido un particular de Calabria (Italia) para la ocasión. Mariscal no recuerda ninguna anécdota concreta a lomos de su Vespa pero dice que “lo importante es el placer que me ha proporcionado durante un montón de años, cuando era joven y ahora que estoy más maduro”, bromea. El diseñador, que reside en Barcelona, tiene una vespa nueva y dice que se mueve cada día con ella. “Tengo una colección de Vespas antiguas. Algunas no me han costado más de mil de las antiguas pesetas. Todas funcionan gracias a un chico joven que lleva la mecánica en los genes y mantengo una relación sentimental con ellas”, comenta. El autor de objetos tan rompedores y populares en su momento como el taburete Dúplex o el sillón Alexandra adora estos ciclomotores. “Me parece una moto muy femenina, muy suavecita, para moverse por la vida sintiendo la brisa en la cara, nada que ver con las motarras esas que hacen un ruido infernal. Es una moto para gente tranquila”, describe.

Gente tranquila como él, un creador que cuenta historias a través de sus diseños. Toda su creación tiene una espontaneidad más aparente que real porque tras la simplicidad formal se esconde un profundo proceso investigador que da como resultado una indiscutible conexión con la gente. Una conexión que este gurú de la renovación del lenguaje visual ha conseguido de nuevo con esta recopilación de vivencias a través de objetos cotidianos: una aceitera, unos cedés, unos vinilos, unos tacos de lego, una guitarra eléctrica... Y así hasta cincuenta objetos con los que han crecido varias generaciones de españoles. Un viaje a la nostalgia.

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