Agricultura

Corcheros, una profesión milenaria en peligro

Un cochero durante los trabajos de saca en los montes de Ronda.

Un cochero durante los trabajos de saca en los montes de Ronda. / Javier Flores (Cortes de la Frontera)

La saca del corcho es un oficio milenario que en estos momentos se podría calificar como en peligro de extinción, a pesar de que todavía sea muy rentable económicamente dedicarse a ello. Eso sí, el problema no son los sueldos durante los dos o tres meses de campaña, es el resto del año, cuando los profesionales que se dedican a este trabajo no encuentran empleos complementarios en el campo que les permitan poder tener una cierta estabilidad laboral.

“Ya hay fincas que están teniendo problemas para encontrar corcheros”, explican técnicos del área de Montes del Ayuntamiento de Ronda, uno de los grandes propietarios de alcornocales en el término municipal de Cortes de la Frontera y que tiene en esta actividad uno de los grandes ingresos económicos de las arcas municipales.

Arriero durante el transporte de una carga de corchas. Arriero durante el transporte de una carga de corchas.

Arriero durante el transporte de una carga de corchas. / Javier Flores (Cortes de la Frontera)

A pesar de que se trata de un trabajo duro, como reconocen los propios corcheros, se muestran convencidos de que si hubiese una mayor actividad en el monte realizando otras labores durante el resto del año la situación sería diferente. Y es que muchos de ellos consideran que la oportunidad existe, aunque no se está aprovechando. En este sentido, aseguran que una gestión forestal diferente haría posible que muchos de los vecinos de los pequeños municipios pudiesen vivir de estos trabajos como ocurría en el pasado.

Y mientras la profesión se enfrenta a un incierto futuro, en el tajo de trabajo la mecánica sigue inmutable al paso del tiempo. Allí los hachas tiran de tacto y oído para realizar golpes milimétricos sobre la corteza de los árboles para sacar las corchas sin ocasionar daños al tronco. “Por el sonido y el tacto sabes perfectamente la fuerza que le tienes que dar y el modo de mover el hacha”, explica uno de los corcheros. Y es que el mayor riesgo es ocasionar una herida que el árbol no sea capaz de cicatrizar y por la que le pueden entrar enfermedades al quedar abierta.

Corchero iniciando la pela de un alcornoque. Corchero iniciando la pela de un alcornoque.

Corchero iniciando la pela de un alcornoque. / Javier Flores (Cortes de la Frontera)

Todos ellos reconocen que se trata de un trabajo duro en el que toca madrugar cada jornada y afrontar momentos en los que el intenso calor se deja sentir en un trabajo que es meramente físico. Por eso, la botella de agua fresca les acompaña de forma inseparable en su recorrido por el bosque de alcornoques. Tan solo algunos días de levante fresco dan una pequeña tregua.

En la cuadrilla también se cuenta con la presencia de los recogedores que se encargan de ir realizando las pilas de corchas con un tamaño similar al que pueda tener la carga que es capaz de llevar un mulo, ya que los arrieros son otra de las profesiones ancestrales que se mantienen, en parte, a la saca del corcho. Y es que además tienen que realizar otros trabajos como sacas de leña, romerías o acudir a monterías para que mantener la reata de mulos sea rentable.

Precisamente, entre los recogedores que conforman la cuadrilla que trabaja en los montes rondeños se encuentra un caso peculiar como es el de Álvaro Gutiérrez, un portero de fútbol sala que milita en la segunda división italiana y que, durante las vacaciones de verano, se dedica a la saca del corcho para obtener unos ingresos extraordinarios.

La saca del corcho es una recogida manual apoyada por mulos. La saca del corcho es una recogida manual apoyada por mulos.

La saca del corcho es una recogida manual apoyada por mulos. / Javier Flores (Cortes de la Frontera)

Mientras tanto, el Ayuntamiento de Cortes de la Frontera tomó la decisión este año de contratar directamente a los corcheros que trabajan en la saca de las corchas, una medida con la que se busca apoyar a unos profesionales que cada vez son más escasos. De hecho, algunas fincas ya están teniendo problemas para extraer un producto que luego tiene infinidad de usos más allá de los conocidos tapones de corcho para el vino que es uno de sus fines más extendidos.

Además, desde hace dos años también trabajan en el desbroce que es necesario realizar para poder acometer la saca del corcho, un sistema que les permite poder tener una mayor estabilidad laboral.Precisamente, diferentes técnicos apuntan a que si pudiesen aumentarse el trabajo en los montes los vecinos de los municipios podrían volver a ver estos espacios que rodean sus localidades como una fuente de trabajo estable y que podría ayudar a retener a población joven.

Por otra parte, desde el Ayuntamiento de Cortes de la Frontera también se trabaja con la Diputación de Málaga para tratar de poner en marcha una escuela de corcheros que pueda ser una vía de formación para los jóvenes que quieran dedicarse a este sector.

El pesaje del corcho. El pesaje del corcho.

El pesaje del corcho. / Javier Flores (Cortes de la Frontera)

A pesar de los esfuerzos, la realidad es que en estos momentos existen muchos menos corcheros que antes y algunos de los que cuentan con una larga experiencia han decidido colgar el hacha y dedicarse a otros trabajos en los que tienen una continuidad.

Un ejemplo de ello es Cortes de la Frontera, la localidad con mayor extensión de alcornocal de la provincia y que en la actualidad cuenta con 25 corcheros. “Son muchos menos que antes”, señala el alcalde, José Damián García, que también reconoce que se trata de una profesión “muy dura”, lo que también hace que sea menos atractiva para los más jóvenes a pesar de la alta remuneración de pueden conseguir durante la campaña de verano.

Una profesión que sigue siendo casi exclusiva de hombres, y es que, aunque hay mujeres en algunas cuadrillas, son una minoría a día de hoy.

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