Sociedad

Descalzos Viejos, vino y cultura unidos en un antiguo convento trinitario

  • La bodega de rondeña organiza jornadas literarias, festivales de música o presentaciones de películas

Sala de barricas durante unas jornadas literarios y preparada para presentar una película.

Sala de barricas durante unas jornadas literarios y preparada para presentar una película. / Javier Flores (Ronda)

Asistir a la presentación de un libro, el estreno de una película, el lanzamiento del último disco o concierto del grupo musical favorito suele ir aparejado a visitar un teatro, sala de conciertos o alguna galería, pero pocos lo asociarían a asistir a uno de estos eventos culturales sentado en mitad de una sala de barricas ubicada en la nave central de la capilla de lo que fue un antiguo convento trinitario situado en plena hoya del Tajo de Ronda y hoy reconvertido en una reconocida bodega rondeña como es Descalzos Viejos.

Los dueños de esta bodega, Francisco Retamero y Flavio Salesi, dos arquitectos que devolvieron a la vida este espacio también decidieron que además de hacer vino de calidad tenían que ir un paso más allá.

Amantes de la música y la literatura, lo primero que decidieron poner en marcha fue un festival de la música que se celebra en sus instalaciones durante el verano, uniendo así vino y música, dos de sus grandes pasiones. Un festival que cuenta con grupos de primer nivel y para el que resulta complica el conseguir una de las entradas ya que al poco tiempo de salir a la venta se suelen agotar.

Festival de música de verano Festival de música de verano

Festival de música de verano / M.H. (Ronda)

Tras aquellos éxitos decidieron dar un paso más y este pasado año, tras acoger varias presentaciones de libros, decidieron dar un paso más y poner en marcha unas jornadas en las que unir la literatura y el vino con una serie de charlas que contaron con diversos escritores.  Aquella idea que a algunos les parecía una locura terminó funcionando y los encuentros fueron un éxito de asistencia, a pesar de que se tenía que abonar una entrada para asistir a los mismos para poder sufragar el coste que supone su organización.

Una unión entre el mundo de la cultura y el vino que esta misma semana vivió un nuevo paso al acoger una de las actividades del Festival Eñe, en el que la dramaturga Helena Pimenta, y los escritores Juan Villoro y Fernando Iwasaki mantuvieron una conversación gastroliteraria ante un auditorio repleto de público y con el vino como nexo de unión.

Tras ello tomó el relevo el cine con la presentación de la película corta El Silencio de las Cosas. Así, la sala de barricas se transformó en una sala de cine en un marco incomparable que todavía conserva algunas de las pinturas de la capilla de aquellos monjes trinitarios.

Nosotros siempre hemos apostado por la cultura y el arte”, explica Salesi, mientras Retamero destaca la importancia de ser agentes dinamizadores de dos mundos tan unidos como el vino y la cultura.

Paco Retamero y Flavio Salesi en la alberga que regaba la huerta del convento trinitario. Paco Retamero y Flavio Salesi en la alberga que regaba la huerta del convento trinitario.

Paco Retamero y Flavio Salesi en la alberga que regaba la huerta del convento trinitario. / Javier Flores (Ronda)

Y es que esas actividades son solo algunos ejemplos de otras muchas que han acogido los centenarios muros de la bodega y los acogedores patios de la huerta en bancales que la rodea, como la grabación de discos.

Por ello, también se han implicado de lleno en la organización e impulso de Vinarama, evento que reúne a una veintena de bodegas unido a la gastronomía, la música y el arte.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios