El Ayuntamiento de Ronda está finalizando los trabajos de descorche en los montes públicos que posee en el Parque Natural de los Alcornocales, una espacio de unas 4.000 hectáreas de bosque mediterráneo que genera cada año uno de los principales ingresos para el Consistorio mas allá de los impuestos y tasas.

La saca del corcho tampoco ha sido ajena este año a la falta de precipitaciones y las altas temperaturas que se están registrando, hasta el punto de que los técnicos municipales responsables de este trabajo estuvieron valorando hasta el último momento si este año se descorchaba o no.

Finalmente se optó por extraer las corchas pero hacerlo con un sistema de trabajo adaptado a las condiciones climáticas de la zona. “Hemos sacado primero las zonas más secas para evitar que el árbol pueda sufrir”, explica José Ríos, el guarda de montes encargado de organizar el trabajo diario de la cuadrilla de más de 20 personas que llevan desde mediados de junio acometiendo este trabajo.

Precisamente, las lluvias caídas a principios de verano también ayudaron a que el bosque recupere algo de la humedad que había perdido por la ausencia de lluvias y las altas temperaturas del final de la primavera.

Recogida del corcho tras extraerse el corcho

Una adaptación que también se realiza durante la jornada de trabajo diaria, descorchando a primera hora de la mañana cuando las temperaturas en la zona son mucho más bajas aquellos árboles que están más expuestos al sol cuando suben las temperaturas y el sol incide con fuerza sobre ellos. “Si te fijas aquellos árboles que están más expuestos a esta hora [13:00] los están dejando atrás y se descorcharán mañana la primera hora”, explica Ríos.

Y es que desde este departamento insisten en la importancia de realizar un gestión “sostenible” del monte al tiempo que se consigue una rentabilidad para el monte público. De hecho, su máximo responsable técnico, José María Pino, tomó finalmente la decisión de no descorchar una pequeña parcela donde los árboles presentan unas condiciones de sequedad que no aconsejaban que se retire el corcho porque este hecho provoca que se pegue con mucha más fuerza al tronco y el trabajo de los corcheros sea imposible de realizar sin causar heridas al árbol.

Los arrieros siguen jugando un papel fundamental en el transporte.

Mientras tanto, en las zonas en las que se trabajó también se nota que hay menos humedad, aunque el descorche se pudo hacer con normalidad. “No sale tan fácil como en otros años pero se despega bien”, explica uno de los corcheros mientras retira una corcha de gran tamaño del tronco. Incluso alguno hace alarde de su técnica para sacar lo que se conoce en el mundillo como canuto, que no es otra cosa que una corcha completamente circular con la forma del tronco que tan solo necesito de un corte vertical para ser despegada del árbol.

Y es que la diferencia de temperatura dentro del propio bosque y con escasos metros de diferencia son importantes, aunque desde el exterior pueda resultar complicado de creer. “Os voy a llevar al final a la zona más fresca, la que hemos dejado para el final”, dice Ríos, para seguidamente encaminarse hacia una zona del bosque llena de quejigos centenarios en la que de forma repentina se produce la misma sensación que se tiene al abrir la puerta de un frigorífico. “Es increíble el cambio de temperatura”, señalan casi al unísono Juan Carlos González y Jorge Fernández, los nuevos delegados de Montes y Medio Ambiente, respectivamente. “¿Entendéis ahora por qué estamos trabajando así?”, señala Ríos tras dejar un ejemplo claro de que estas teorías y métodos en estas situaciones extremas no responden a ningún tipo de capricho arbitrario. “Evidentemente, este punto será el último en descorcharse”, remata.