Primera hora de la mañana y Rafael y Paqui atienden a sus clientes como cualquier otro día, aunque con la diferencia de que tan solo les queda una jornada para cerrar definitivamente la persiana del mítico bar Maestro, un local por el que pasaron numerosos personajes conocidos. Entre ellos se encontraron personajes tan conocidos como el mítico torero Antonio Ordóñez y su amigo Orson Welles durante sus estancias en la ciudad del Tajo. Unas imágenes que todavía permanecen en las paredes del local con sus correspondientes dedicatorias y que forman parte de la historia de la propia ciudad.

Pero lejos de estos y otros muchos personajes conocidos que pasaron por el local tras 50 años de historia, se trata de uno de los últimos bares históricos que quedaban en la ciudad. Eso sí, la bajada definitiva de su persiana no acabará con la tradición de invitar a sus clientes más fieles a desayunar el día 1 de cada año, aunque en esta ocasión será algo a puerta cerrada.

Y es que para sus responsables muchos de sus clientes son “amigos”, ya que se han pasado toda una vida viendo pasar por su local a varias generaciones de una misma familia. “Yo empecé a venir con mi abuelo, luego con mi madre y ahora vengo con mis hijos”, explica Manuel Ramírez, que ayer acudió como cada día a desayunar. Es solo uno de los ejemplos que se repiten entre muchos de los habituales.

A su lado Antonio Palma recuerda que es el último representante de aquella ruta que realizaba con sus amigos cuando era más joven por los bares tradicionales de tapas del centro. “Es el último que quedaba, ahora tendremos que buscarnos otro lugar, aunque yo venía aquí ya más como una costumbre”.

Cerca, en su rincón, Felipe, uno de los clientes más veteranos al que ceden su sitio el resto si cuando llega lo están ocupando, bromea con el cierre y asegura que los “habituales” ahora están quedando para acudir todos al mismo local y no perder la costumbre de sus encuentros diarios. “Vengo de echar un vistazo a uno que está aquí cerca”, dice entre risas y bromea con que deben darle el visto bueno. De momento para que podría tener posibilidades para ser su nuevo destino.

Mientras tanto se repite una y otra vez la misma frase: “Vengo a tomarme el último desayuno antes de que te marches”, al tiempo que Rafael y Paqui tratan de aguantan la emoción por las muestras de cariño que no paran de recibir desde que anunciaron que se jubilaban y cerraban su bar.

Rafael reconoce que en estos días han sido varias las ocasiones en las que no pudo contener la emoción y rompió a llorar al recibir diferentes obsequios de sus “amigos”. “Es una satisfacción decir que te vas con exceso de trabajo”, dice Rafael mientras hace una pequeña parada en su ir y venir detrás de la barra para seguir poniendo cafés.

Y es que ambos han conseguido crear un vínculo especial con sus clientes, hasta el punto de que tienen algunos que residen fuera de la ciudad y que en el momento que la visitan o regresan a ver la familia no pueden faltar, como el exconsejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Manuel Giménez, que ayer fue también de los que acudió a cumplir con la tradición navideña de visitarlo por última vez. También el propio presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, pasó a desayunar durante las vacaciones que pasó con su familia en Ronda.

De momento asegura que pasará a dedicarse a su familia, en especial a su nieta pequeña, aunque reconoce que no descarta en algún momento recoger las historias que vivió tras la barra durante tantos años de trabajo y con tantas historias vividas a lo largo de este tiempo. “Dedicará tiempo a mis aficiones, hay que seguir teniendo la cabeza activa”, aseguraba Rafael mientras se emocionaba.