Marcos Morilla, 135 años de historia

En Ronda no es necesario mirar el calendario para saber en qué época del año nos encontramos o saber qué festividad se aproxima. Tan solo hace falta pasear por Carrera Espinel y mirar hacia el escaparate de Marcos Morilla, un comercio local fundado en 1888 que acumula 135 años de historia y que tras cuatro generaciones goza de buena salud y resiste el embate del paso del tiempo y la decadencia de este tipo de comercios que han sucumbido en gran medida ante las franquicias de marcas conocidas y, en los últimos, la competencia de internet.

“El secreto está en adaptarse, mi abuelo lo hizo, mi padre lo hizo, yo lo hice y ahora lo están haciendo ellos”, dice Marcos Morilla, que llevaba ya unos años jubilado y dejó su negocio en manos de sus hijos y un sobrino.

Un negocio que se inició con la compra de una concesión de estanco, que todavía hoy conservan, y que con el paso del tiempo se fue acomodando a las novedades del mercado y las necesidades de los clientes. “Mi abuelo viajaba con un mulo visitando ayuntamientos y casas cuarteles para realizar encuadernaciones”, explica Marcos. En aquel momento era complejo el traslado de los documentos oficiales y el servicio a domicilio supuso una solución a un problema de la época.

Modernización

Tras aquellos inicios y con la llegada de la segunda generación se produjo la primera gran renovación con la introducción de productos de mercería, que por aquella época tenían una gran demanda y que incluían el bordado de botones, un servicio que todavía mantienen, al igual que la zona dedicada a telas, botones, pasamanería o lanas. Y es que tras ser una necesidad en el pasado para las casas de confecciones ahora muchos de estos productos se utilizan en diferentes actividades de entrenamiento.

Una modernización que hizo popular un dicho que todavía hoy recuerda muchos en la ciudad del Tajo. Y es que era habitual escuchar aquello de “lo que no encuentres en Sevilla búscalo en Marcos Morilla”, aludiendo así a la gran variedad de productos que tenía y que, todavía hoy, conservan en gran medida. Objetos religiosos, paraguas, lupas, librería, estampas de comunión, productos de aseo, parches para la ropa y un largo etcétera siguen teniendo un hueco en sus estanterías de madera.

Un largo tiempo de existencia en el que aseguran que han sido muchas las anécdotas que han vivido tras un mostrador que está a punto de cumplir los 80 años de antigüedad, aunque las relacionadas con una fecha tan señalada como la noche de Reyes Magos abundan. “Aquella noche cenábamos en la tienda porque había que atender a todo el mundo y mi padre esperaba hasta que venía a recoger los juguetes la última familia que sabíamos que eran clientes y que nunca fallaban, nos daban la una de la madrugada”, dice Marcos.

Trato cercano y empatía

En su recuerdo queda la anécdota de una familia procedente de la Costa del Sol que tras llegar a Ronda a entregar un regalo cuando llegaron a su destino en Arriate descubrieron que les habían sustraído todos los juguetes del coche “Llamaron y todavía estábamos en la tienda, mi padre les dijo que estábamos cerrando pero que no había problema, que se vinieran para Ronda que les esperaba para que los niños tuviesen sus regalos, desde entonces siempre compraban aquí y se forjó una relación de amistad”, señala Marcos. Y es que en el trato cercano con el cliente consideran que está una de las claves del éxito de este negocio centenario que también reta a las teorías sobre los problemas que surgen con las terceras o cuartas generaciones en negocios familiares.

En la actualidad se encuentran en pleno proceso de expansión y ya cuentan con 10 tiendas en la provincia tras hacer una fuerte apuesta por los juguetes bajo la marca Toy Planet Marcos Morilla.