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La Almazara museo diseñada por Philippe Starck en Ronda cumple un año desde su apertura y lo celebrará lanzando al mercado su primer aceite propio. Y es que los molinos de este complejo en el que se muestra al mundo el proceso de creación del aceite de oliva han arrancado sus motores.
Eso sí, este primer año se contará con una edición limitada a base de unos 70.000 kilos que serán los que molturen, aunque tiene capacidad para procesar hasta un millón. “Es un espacio ideal para hacer aceites premium”, sostiene el ingeniero agrónomo responsable de los olivares.
Un proceso que siempre es complicado y que todavía se hace más laborioso cuando se trata de una finca que no está pensada exclusivamente para la producción y que combina diferentes modos de cultivo para que las personas que visitan el espacio puedan tener una visión mucho más amplia. Este aspecto, que favorece el aprendizaje y acercar el mundo del aceite al público en general, es un problema que tienen que resolver los responsables de campo de la mejor manera posible y que obliga a recoger algunas zonas de forma manual ante la imposibilidad de hacerlo de forma mecanizada.
De hecho, el complejo cuenta con una visita premium que contempla participar en la recogida de la aceituna y poder llevarte el oro líquido que se produzca con esas aceitunas a casa y en la misma jornada.
Un inicio de la campaña de recogida de la aceituna que también supone para el visitante poder vivir la experiencia creada por Starck en todo su esplendor. Al entrar en el edificio lo primero que sorprende es el repiqueteo de las aceitunas mientras descienden por el tubo colgado en el aire que debe llevarlas hasta la tolva que las conduciurá a su molido.
Además, la salida de las mismas permite a los turistas poder tener una visión del fruto directo antes de que sea convertido en aceite. Algo que sorprende a aquellos que desconocen el proceso para su elaboración y que nunca han tenido contacto con este fruto.
Una experiencia que puede ser mayor si forma parte de una visita guiada, ya que aquellos que lo hacen tiene la oportunidad de conocer la zona industrial que se encuentra bajo la zona museística. Allí también podrán ver salir el aceite de oliva que posteriormente tendrá la oportunidad de catar y llevarse a casa.
Todo ello combinado con la propia creación de Starck en la que la función del hombre en la naturaleza es de suma importancia, más aún en la producción de aceite de oliva. El elemento singular exterior del busto y el tubo del que cae agua, además de ser un elemento funcional, ya que es un sistema de aprovechamiento de aguas de la cubierta del edificio, representa la idea de tribu, el ser humano, que desde la civilización sumeria y fenicia ha sido el responsable de la transmisión de conocimiento en torno a la producción del aceite de oliva.
El agua representa uno de los tres elementos esenciales que han acompañado al hombre en la historia de la humanidad, junto con la sal y el aceite de oliva. Starck representa estos tres elementos, como elementos sagrados, así como los procesos para la producción de los mismos, que compara o simboliza con la alquimia y la magia.
Dos partes que unidas forman un conjunto que, sin lugar a dudas, merece una visita para aquellos turistas que lleguen a Ronda. De momento, en el primer año de funcionamiento han pasado 20.000 personas por sus instalaciones entre visitas y eventos corporativos.
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