Ronda
  • La campaña de saca del corcho en los montes propiedad del Ayuntamiento Ronda se espera que reporte unos ingresos de más de 550.000 euros a las arcas municipales

Los corcheros vuelven al monte de Ronda

El transporte en las zonas del bosque a las que no pueden acceder vehículos se realiza mediante mulos. El transporte en las zonas del bosque a las que no pueden acceder vehículos se realiza mediante mulos.

El transporte en las zonas del bosque a las que no pueden acceder vehículos se realiza mediante mulos. / Javier Flores

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· Javier Flores

Tras un año complicado en el que el Ayuntamiento de Ronda llegó a plantearse la posibilidad de no sacar el corcho por los bajos costes de venta del producto y el elevado gasto para su saca, los cuadrillas de corcheros han seguido realizando su labor una nueva campaña y ya han vuelto al monte.

Desaparecida la incertidumbre, la actividad se recupera en los bosques de alcornocales en los que solo el murmullo descubre el lugar en el que se encuentran los corcheros, por lo general, algún lugar remoto en una inmensa masa de bosque que les oculta mientras de forma milimétrica van realizando su trabajo.

Joven trabajador en el patio de pesaje. Joven trabajador en el patio de pesaje.

Joven trabajador en el patio de pesaje. / Javier Flores

Hacha en mano, estos profesionales cada vez más escasos recorren el alcornocal que ha sido marcado este año para el descorche. En el caso de Ronda unas 330 hectáreas de la finca Diego Duro, una de las más próximas a la provincia de Cádiz.

En sus laderas la actividad no se detienen en ningún momento y el trasiego es constante entre los hachas que se mueven de árbol en árbol, los recogedores que se encargan de apilar las cargas de corchas y los arrieros que con sus mulos se encargan del transporte hasta un punto del monte al que sea posible acceder mediante camionetas todo terreno o tractores que se encargan de realizar el transporte final hasta el patio de pesaje y almacenamiento.

Un trabajo que requiere de una gran destreza por parte de los que participan en el mismo, y es que un error en el mismo puede conllevar daños para los árboles o que algún animal o corchero pueda sufrir un accidente.

El mango de las hachas se utiliza para despegar la corcha. El mango de las hachas se utiliza para despegar la corcha.

El mango de las hachas se utiliza para despegar la corcha. / Javier Flores

Además, el intenso calor que en algunas jornadas está haciendo hace que este trabajo tan físico se convierta en “muy duro” en las horas del día con un temperaturas mas altas, aunque la jornada se inicia muy temprano para tratar de evitarlas. De hecho, un día nublado con fresco se convierte en una especie de regalo para estas cuadrillas acostumbradas al trabajo del campo.

Las altas temperaturas también hacen que junto a su hacha la botella de agua forrada para conservarla fresca sean dos elementos que viajan en todo momento junto a los descorchadores.

De momento, al inicio de la campaña, las corchas están presentando una buena calidad y el trabajo se está pudiendo desarrollar con normalidad. Y es que conforme avance el verano y aumenten las temperaturas la corcha estará más pegada al tronco del árbol y despegarla se convierte en un trabajo más complicado para no ocasionar daños en el árbol. Incluso en años con temperaturas excesivamente elevadas puede llegarse a detener el descorche si los técnicos consideran que el trabajo no puede realizarse sin garantizar la salud de los alcornoques.

Y es que el Consistorio rondeño cuenta con su propio equipo de técnicos de montes que se encargan en todo momento de supervisar que el trabajo se desarrolla de acuerdo a lo establecido en las normas de gestión forestal que se tienen marcadas para esta amplia extensión de terreno público que se ubica en el término municipal de Cortes de la Frontera, pero que es propiedad de Ronda.

Grupo de corcheros en la finca Diego Duro del Ayuntamiento de Ronda. Grupo de corcheros en la finca Diego Duro del Ayuntamiento de Ronda.

Grupo de corcheros en la finca Diego Duro del Ayuntamiento de Ronda. / Javier Flores

Precisamente, una de las características especiales de esta gestión es que el descorche de las diferentes parcelas en las que están divididos estos bosques de 4.000 hectáreas de extensión se realiza cada diez años, dando así al árbol un mayor margen para poder regenerar su corteza y garantizar la buena salud del mismo.

Y es que cualquier tipo de herida pueda ocasionar importantes lesiones para el árbol que con el tiempo pueden tener graves consecuencias para su salud.

Por ello es también “muy importante” que el descorche se realice por parte de manos expertas que tienen un control milimétrico de cada uno de los cortes que realizan con sus hachas sobre el tronco del árbol. Un movimiento circular que realizan de forma precisa y una y otra vez a lo largo de toda una jornada de trabajo.

El transporte del corcho

Un corcho que queda en el monte y que los recogedores tienen que transportar por mitad de un bosque lleno de vegetación y de importantes pendientes, a fin de que los arrieros puedan ir realizando la carga de sus mulos antes de disponer la reata camino del punto de encuentro con los vehículos para hacer la transferencia del corcho.

Un trabajo que también necesita de un acondicionamiento previo de las llamadas vías de saca, pequeños caminos que solo se usan con este fin, que permiten agilizar el proceso de transporte. Y es que en el pasado era necesario contar con un mayor número de mulos para que el traslado de las corchas desde el punto de saca hasta el patio de almacenaje al no existir la posibilidad de emplear vehículos o tractores y ninguna zona del recorrido.

Hacha y mulos son dos herramientas fundamentales de las cuadrillas. Hacha y mulos son dos herramientas fundamentales de las cuadrillas.

Hacha y mulos son dos herramientas fundamentales de las cuadrillas. / Javier Flores

Precisamente, el oficio de arriero es uno de los amenazados por la falta de trabajo que existe ya para estos animales, aunque son un elemento esencial para la saca del corcho.

Y es que mantener ocho mulos tiene un elevado coste a lo largo del año sin que la rentabilidad sea grande. “Comienza a no ser rentable, seguro que si le echamos números ya no lo es”, explican los arrieros que este año están sacando el corcho de los montes rondeños. Y es que aseguran que durante el resto del año la actividad es muy escasa, tan solo algunas monterías y alguna que otra actividad en la que se requiera su presencia.

“Nosotros tenemos que cuidar a los animales durante el resto del año, lo hacemos porque les tenemos mucho cariño, porque nos gusta conservarlos”, insisten. Y es que los responsables municipales tratan a lo largo del año de mantener diferentes actividades en el monte que permitan a estas cuadrillas de trabajadores seguir en la zona y poder vivir durante todo el año, ya que, de lo contrario, lo más habitual es que se marchen fuera a buscar empleo y llegado el momento del descorche no sea posible encontrar manos expertas para hacer este trabajo.

El pesado de las corchas también sigue siendo un proceso manual. El pesado de las corchas también sigue siendo un proceso manual.

El pesado de las corchas también sigue siendo un proceso manual. / Javier Flores

Precisamente, desde el Consistorio rondeño trabajan en estos momentos para tratar de dar una mayor actividad a este monte público y se está procediendo a la restauración de albergues para cerdos ibéricos que hacen la montanera en la zona o la restauración de las diferentes viviendas que existen en el espacio y podrían servir de alojamiento en actividades ambientales.

De hecho, en la actualidad se está trabajando en la recuperación de uno de estos pequeños cortijos y ya son varios en los que el proceso se encuentra plenamente finalizado, por lo que la delegación de Montes está estudiado las diferentes vías que podría tener para darle uso a estos edificios o que empresas especializadas del sector de turismo en la naturaleza puedan crear experiencias dando uso a estas instalaciones.

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