La Feria de Pedro Romero de Ronda echó este domingo el cierre con la vuelta del tradicional concurso de enganches, un evento que no se había podido celebrar durante los dos últimos años a causa de la pandemia.

De este modo, el domingo volvía a cobrar vida en el centro de la ciudad. Desde primera hora de la mañana, se podían ver los primeros carruajes y sus propietarios ataviados con la ropa acorde a sus coches de caballos y la época de la que proceden. Unas composiciones que quedaron aparcadas en la calle Virgen de la Paz para la revisión de los jueces antes de iniciarse el concurso, convirtiendo por unas horas los alrededores de la plaza de toros en un museo viviente.

Son auténticas joyas históricas que se han conservado en el tiempo gracias al esfuerzo de sus propietarios que han realizado complejos procesos para su restauración y que se puedan preservarse. Incluso muchos de ellos conservan gran parte de las piezas originales con las que fueron confeccionados.

El Real Club de Enganches de Andalucía invitó a veintisiete de los mejores carruajes de toda España –todos fabricados con anterioridad al año 1945– para participar en este espectáculo que se celebró en el monumental coso rondeño este domingo.

La plaza de toros volvió a acoger la exhibición.

Rafael Atienza, teniente de hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, califica este evento  como “el más selectivo de toda España y Europa”.

Este año se ha recuperado la modalidad de ponys guiados por menores y en la modalidad de coach han participado dos park drags y un road coach, los tres de finales del siglo XIX. También se pudo contemplar un enganche a la D’Aumont con un carruaje Gran Duque. Este tipo de enganche de gala, se utilizaba en grandes ceremonias. Por último, se destacó la participación de once carruajes enganchados con guarniciones caleseras típicas de Andalucía.

Un evento para el que la monumental plaza de toros rondeña volvía a llenarse, teniendo este concurso-exhibición un fin benéfico, ya que la recaudación se destina a diferentes colectivos sociales de la ciudad. Las entradas se vendieron a un precio de 4 euros.

El público pudo disfrutar de la pericia de los cocheros que, además de mostrar la belleza de estos carruajes, también tuvieron que realizar diferentes maniobras y pasos que son los elementos que evalúan los jueces del Real Club de Enganches. Una pericia que provocó en más de una ocasión los aplausos del público para reconocer el buen trabajo sobre el albero del coso rondeño que volvió a llenarse de belleza y colorido.

Un evento que puso el cierre a una semana de fiesta en la ciudad del Tajo, ya que, aunque habitualmente lo hacía la corrida de rejones que se celebraba los domingos por la tarde, este año el empresario de la plaza, Francisco Rivera, decidió trasladarla a la mañana del sábado.

Una Feria que retomó a la normalidad tras la pandemia y que contó con una gran ambiente con una importante afluencia de visitantes.