Los gigantes de la Sierra de las Nieves se visten de blanco
La borrasca Emilia ha dejado su segunda nevada de relevancia en el Parque Nacional Sierra de las Nieves, que por unos días hará honor a su nombre y estará vestido de blanco en sus cumbres.
La nieve ha llegado a cuajar por encima de los 1.500 metros, aunque desde mucho antes se pueden ver una ligera capa blanca en los alrededores de los pinsapares que preceden a este punto del parque.
Los centenarios pinsapos cubiertos por la nieve pronto se trasladan a otras latitudes mucho más al norte, incluso, más al norte de Europa. Rápidamente se viene a la cabeza una pregunta ineludible ¿Cómo es posible una imagen así tan al sur? Esos gigantes de la naturaleza crecen decenas de metros en unas latitudes en las que, a priori, no deberían existir, lo que les hace todavía más imponentes.
Mientras la nieve cruje bajo las botas al caminar, la mirada otea cada rincón de este bosque único encontrado a cada momento una imagen todavía mejor y más espectacular que la anterior.
Un pequeño cartel en el camino, en la subida por la conocida Cañada del Cuerno, recuerda al visitante la magnitud del paisaje que tiene ante sus ojos. Ahora, embellecido con su manto blanco.
El texto recuerda que estamos ante una reliquia botánica de los bosques de coníferas del Terciario, que, tras la última glaciación, acontecida hace unos 20.000 años, quedaron refugiados en las zonas de mayor altitud cercanas al Estrecho de Gibraltar. Algunos de ellos son capaces de superar los 500 años de edad, por lo que son auténticos testigos silenciosos de la historia de la zona.
Precisamente, la primera descripción de este gigante de la naturaleza fue realizada por Edmond Boissier en la propia Sierra de las Nieves.
Y mientras caminamos entre este majestuoso bosque, en el que suceden los restos de esos ejemplares que ya han sucumbido al paso del tiempo, y los pinsapos adultos, la abundante presencia de ejemplares jóvenes hace pensar que el futuro está garantizado. Eso sí, siempre que el tan evidente como negado cambio climático, no haga alguna de las suyas y afecte a esta joya botánica.
Y mientras dejamos a nuestra espalda el bosque de pinsapos, se presenta ante nosotros el bosque de quejigos de alta montaña. Otra rareza que engrandece al Parque Nacional y que en estos días todavía conservan parte de sus hojas. Aquellos que las han perdido presentar su típica imagen con sus ramas congeladas que les confieren una imagen polar.
Eso sí, no debemos tomarnos a la ligera subir a presenciar este paisaje en estas fechas con la presencia la nieve que realza todavía más su espectacularidad. Y es que estamos hablando de adentrarnos a la montaña y ella ascensión entraña sus riesgos.
Precisamente, desde Medio Ambiente piden a los visitantes que acudan con calzado y ropa de montaña, ya que la climatología reinante no es favorable y se están registrando temperaturas muy bajas, por lo que existe un riesgo de hipotermia sin no disponemos del equipo adecuado.
También te puede interesar