El selecto club de los vinos rondeños
Gastronomía
Producciones de pocas botellas que llegan a los clientes más selectos tras elaboraciones con uvas locales, bajo velo de flor, monovarietales o espumosos
Los vinos de Ronda, embajadores internacionales
El sector del vino rondeño se encuentra ya plenamente consolidado, aunque sigue en proceso de evolución y con la llegada de nuevos proyectos que han aumentado las referencias en los últimos meses como Huerto de la Condesa.
Y mientras nuevos productores llegan a la zona algunas de las bodegas cuentan en el mercado con vinos muy exclusivos con producciones muy cortas que llegan a los paladares de los clientes más exclusivos.
Uno de ellos es Dimitri, quizás el vino más especial de los que elaboran en la bodega Descalzos Viejos. Un vino artesanal, podría decirse que manual, que tiene una crianza bajo velo de flor y que le confiere un carácter único y exclusivo en la Serranía. Tan solo se producirán este año 78 botellas, diez más que la pasada añada que tan solo pudieron degustar aquellos clientes del restaurante rondeño Bardal, 2 estrellas Michelin, que optaban por añadir maridaje al menú.
Dos barricas tan solo tiene la bodega de este vino que, una vez filtrado, se embotella de forma manual y hasta sus corchos se coloca uno a uno. Un vino que se elabora a base de los restos de cada año quedan de la elaboración de su blanco de uva Chadornnay sobre lías y que necesitó ocho años para obtener la primera añada.
Otro de estos vinos es Yo Solo, una referencia de la bodega La Melonera que tan solo se produce de esta variedad de uvas autóctonas que ha sido recuperadas tras un largo proceso de investigación.
Un vino del que tan solo se elaboran entre 350 y 500 botellas en función de la añada y la calidad de la uva, por lo que hacerse con una de ellas es un auténtico lujo.
Este año también se incorpora al mercado otro monovarietal de la bodega Cortijo Los Aguilares, Garnacha 2020. Un vino procedente de viñedo ecológico y manejado en vaso que viene a colocarse dentro de la gama alta de esta reconocida bodega que cuenta con algunos de los vinos más apreciados del mercado. Con tan solo 1.000 botellas se espera que llegue a todos los mercados en los que tiene presencia la bodega, aunque serán escasas las botellas de las que puedan disponer los clientes y tan solo los más afortunados podrán degustarlo.
Otro de los tintos que se incluye en este apartado es Súper Luna, elaborado por la bodega Lunares, y del que tan solo se producen 1.500 botellas las añadas en las que se considera que la uva graciano con la que se elabora cuenta con la calidad deseada.
Pero no solo de tintos vive el mercado, también encontrados un rosado y un blanco del que tan solo se elaboran 2.000 botellas y suele agotarse con gran rapidez al salir al mercado, como es el caso de los producidos por la bodega Schatz, una de las impulsoras de la recuperación de un sector que ahora es pujante en la Serranía. En este caso se trata de vinos ecológicos, biodinámicos y naturales sin sulfitos añadidos, lo que hace que la selección de la uva en el campo tenga que ser muy precisa.
A ellos se unen otros que también son exclusivos en la zona como el espumoso que elabora la bodega Doña Felisa, una referencia que es única en Ronda. Al igual que el resto de integrantes de esta lista, del mismo también se elabora una pequeña cantidad y tan solo se producen del mismo 6.000 botellas al año. Un tipo de vino que no puede faltar en estas fechas en las mesas para las celebraciones.
Un listado al que se podrían añadir otras muchas referencias, y es que muchos de los vinos que se producen en la Serranía se elaboran en pequeñas cantidades ya que se trata en su gran mayoría de pequeñas bodegas que apuestan por la calidad frente a las elaboraciones de grandes tiradas sobre las que pueden tener un menor control. Golfus (Petit Verdot) de bodegadas Badman, Cr¡stina (Malbec) de bodegas Conrad o el Resilencia blanco Viognier, entre otros.
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