La deficiencia de yodo en el feto puede afectar a la madre, induciendo a ésta a un mayor de riesgo de aborto o de parto prematuro, mientras que al feto puede ocasionarle problemas en su maduración cerebral, daños psicomotores, disminución del coeficiente intelectual, alteraciones auditivas, síndrome de hiperactividad o déficit de atención, según ha explicado la doctora Carmen Gonzalo Mateo del Hospital del Bierzo, en Ponferrada. "Durante la gestación, la hormona tiroidea es fundamental para la maduración cerebral del embrión y del feto", ha expuesto la doctora. En los primeros tres meses de vida, "el embrión aún no dispone de una glándula tiroides o ésta no es suficientemente madura, por lo que precisa de la hormona tiroidea de la madre", ha señalado la especialista.
"El grado de las consecuencias de esta deficiencia de yodo vienen dadas en función del grado de carencia de esta sustancia", ha asegurado por su parte, el doctor Lluís Vila Ballester, coordinador del grupo de trabajo sobre los trastornos causados por la deficiencia de yodo (TDY) de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
El consumo de yodo depende de la edad, género y estado fisiológico. En el caso de las mujeres embarazadas, las necesidades de yodo aumentan significativamente, "siendo preciso que consuman no menos de 250 microgramos al día", ha asegurado el doctor Vila Ballester. Para la población, en general, "incluyendo a los niños en edad escolar, se aconseja que al día consuman un mínimo de 150 microgramos de yodo", ha explicado.
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